Opinión
Manu Sánchez reflexiona sobre la situación en Siria tras el terremoto que ha sacudido el país, "ese infierno que ya lo era antes de esto".
Hay algo que este oficio mío tiene. Y es algo maravilloso... De repente, hablas con gente, la conoces, en este caso hasta la "sientes"... Gente que, de verdad, merece la pena. Anónima. Desconocida. Humilde. Eso sí, extraordinaria con todas sus letras.
¿Quién no le da vueltas estos días a la catástrofe, a la tragedia, al drama para el que se acaban los calificativos del terremoto de Turquía y Siria? De Turquía y Siria, Siria, Siria. ¿No estará poniéndonos la naturaleza en nuestro sitio una vez más y habrá hecho temblar la tierra como pocas veces antes, para removernos nunca, mejor dicho, y nos acordemos de una vez de ese país?. Ese país en guerra civil más de una década, ese país olvidado, ese estado fallido, ese infierno que ya lo era antes de esto.
Ese país en el que vive George Sabé. La persona de la que hablaba al inicio. Hermano Marista. Allí trabaja. Allí ayuda. En Alepo. Se me echó a llorar en directo como un niño. La entrevista la podéis ver en nuestra web. Me dejó sin palabras. Habló desde el corazón para golpear el de todos nosotros. "Esto es el apocalipsis", me dijo. "Somos unos desgraciados. Somos los olvidados del mundo". Palabras aún con más peso viniendo de un religioso. Ellos viven por y para la fe. Quise preguntarle si Dios también se había olvidado de ellos. No me atreví.