Rusia
Fernando Cocho analiza con nosotros si tras los últimos acontecimientos entre Rusia y Ucrania estamos más cerca de una tercera guerra mundial o solo se trata de una estrategia persuasoria.
¿Estamos a las puertas de la tercera guerra mundial? ¿Va Putin en serio con su amenaza nuclear o es un farol más en su estrategia de persuasión? El uso por parte de Rusia de armamento pensado para un ataque nuclear ha activado todas las alarmas y pone sobre la mesa viejos fantasmas recurrentes en la geopolítica. Hablamos con el analista en Inteligencia, Fernando Cocho, para poder entender mejor qué está ocurriendo.
"Sí, es cierto. Estamos ante una escalada nuclear y además una escalada muy importante. No solo porque las amenazas sean constantes sino porque los protocolos implicarían un movimiento de respuesta por parte de las demás potencias que tienen armas nucleares", explica Fernando Cocho que a continuación se pregunta: "Ahora bien, ¿atacaría la OTAN, atacaría EE.UU, con armas nucleares a Putin si este a su vez lo utilizase en territorio ucraniano, aunque fuera armas tácticas?"
En pleno proceso de transición para ceder la el despacho Oval de la Casa Blanca a Donald Trump, el presidente de los EE. UU. en funciones, Joe Biden, autorizó a Ucrania hace ahora una semana a emplear armamento estadounidense de largo alcance contra Rusia. Lo que pretendía Washington era disuadir a Corea del Norte de enviar más tropas a Rusia, lo que consiguió fue una escalada de la tensión y que el Kremlin respondiese con un nuevo "sistema de misiles de medio alcance" denominado Oreshnik contra "una instalación del sector militar ucraniano".
Pero, ¿qué es el Oreshnik? El mandatario ruso lo ha definido como un misil balístico "hipersónico". Algo así como un mando a distancia de la destrucción. Por lo que se sabe, el Oreshnik es un misil de medio alcance, tiene la capacidad de avanzar entre 2,5 y tres kilómetros por segundo, y esta característica lo convierte en imposible de interceptar incluso por los sistemas de defensa aérea estadounidenses.
En informaciones publicadas por la agencia de noticias Reuters se indica, citando a fuentes rusas, que el alcance era de 5.000 kilómetros, y si esto es cierto, con su lanzamiento Rusia podría atacar la mayor parte de Europa y la costa oeste de los Estados Unidos sin levantarse del sofá. En la entrevista publicada por Reuters, un experto militar ruso, Anatoly Matviychuk, que podía llevar de seis a ocho ojivas convencionales o nucleares.
La madrugada del pasado jueves, la Fuerza Aérea ucraniana confirmó el lanzamiento de un misil balístico intercontinental desde la región rusa de Astracán y otros siete proyectiles de crucero sobre Dnipró. Zelenski advirtió entonces que Vladímir Putin estaba utilizando Ucrania como "campo de pruebas".
El Pentágono piensa que el misil que Rusia disparó estaba basado en el misil balístico intercontinental (ICBM) 'RS-26 Rubezh'. El 'RS-26 Rubezh' se considera la joya de la corona rusa en materia armamentística. Los misiles intercontinentales se desarrollaron durante la Guerra Fría en un contexto de carrera hacia la superioridad armamentística. Actualmente, 8 países tienen estos sistemas: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, Israel, la India y Corea del Norte. El 'RS-26 Rubezh' utiliza combustible sólido y en la parte superior, las ojivas, que lleva la carga explosiva admite tradicional y nuclear.
No es este el único que hay en su arsenal. La agencia de noticias estatal TASS publicó que Rusia continúa trabajando para poner en servicio de combate su misil balístico intercontinental Sarmat. El misil RS-28 Sarmat está diseñado para lanzar ojivas nucleares para atacar objetivos a miles de kilómetros de distancia, pero su desarrollo se ha visto afectado por retrasos y contratiempos en las pruebas.
Es un hecho que Rusia tiene el arsenal nuclear más potente del mundo, pero de ahí a pensar que estamos a las puertas de la tercera guerra mundial o de un ataque nuclear hay un trecho. Evidentemente, se ha escalado en el conflicto político, pero no está tan claro que se haya comenzado una escalada nuclear. No es la primera vez que Putin amenaza con un ataque de este tipo, de hecho, uno de los grandes desafíos del presidente ruso es que tras tantas amenazas la gente siga creyendo con miedo que el ataque nuclear está dentro de sus cartas de juego.
"Putin no es un político, no es un militar. Putin es un analista de inteligencia, fue el director de la antigua KGB y por lo tanto tiene una capacidad de análisis que en algunas ocasiones no son las que priman en los intereses de los políticos", dice Cocho. Y apunta: "Siempre en geopolítica y ámbitos militares los rusos han cumplido sus promesas. Otra cosa es que hayan conseguido el éxito, pero siempre han cumplido sus promesas. Putin no ha prometido usar las armas nucleares lo que ha hecho es amenazar con usarlas de continuar lo que él llama la injerencia".
Cada país tiene sus propios pasos para activar sus sistemas de defensa. "En este caso Putin va con el maletín para poder activar todos los sistemas nucleares. No podemos saber si esos pasos se han dado ya, pero en el momento que cambia la doctrina, como ha hecho Putin, la doctrina militar que legitima el uso de la fuerza nuclear significa que evidentemente se han dado muchos pasos y que se tiene la maquinaria engrasada para poder actuar nuclearmente. Otra cosa es que sea un farol, que no lo creo, o que intente saber hasta qué punto está dispuesto Occidente a tensar la cuerda", analiza Fernando Cocho.
Además, en el análisis de la situación, el coste-beneficio hace pensar que el daño superaría con creces los logros. "No es que gane nada, sencillamente se le está acorralando porque hay otra gente más radical que Putin para ver hasta donde es capaz de controlar sus capacidades Si no da un paso al frente quedará como débil pero si lo da puede generar una cadena de problemas geopolíticos y militares muy importante por lo tanto esta partida de ajedrez es altamente complicada. No sabemos las intenciones últimas y los límites últimos de cada uno de los implicados", dice Cocho.
El pasado fin de semana se viralizó un vídeo que la TV estatal de Rusia publicó el pasado mes de julio. En él, la cadena Russia-1 explicaba cómo sería una posible respuesta militar en la que "todas las capitales europeas estarían bajo amenaza". Esta simulación elige como punto de lanzamiento, Kaliningrado, un enclave situado entre Lituania y Polonia. En el vídeo los blancos iniciales son Estonia, Letonia y Lituania, pero también sería posible alcanzar capitales europeas como Berlín (Alemania), Varsovia (Polonia), Praga (República Checa), Viena, (Austria), Bucarest (Rumanía) y París (Francia). España, Portugal o Italia, no están como atacadas en dicha simulación. El presentador hace mención especial sobre Reino Unido, advirtiendo que desde Rusia se prestará "especial atención a Gran Bretaña", ya que es su "tradicional enemigo". Y, añade: "Bastaría con tres misiles" para el colapso de su infraestructura.
"Una guerra nuclear no se puede ganar y nunca se debe librar" acordaron Mijail Gorbachov y Ronald Reagan en 1985. Esta afirmación fue reforzada por las cinco principales potencias nucleares un mes antes de que Moscú invadiese Ucrania.
Desde entonces, las posibilidades de que Rusia la comience son prácticamente las mismas. La única opción que parece viable ante la incertidumbre es la diplomacia que también fue válida durante la crisis de los misiles de Cuba en 1962. EE. UU. descubrió bases de misiles nucleares de alcance medio del ejército soviético en Cuba. Muchos expertos consideraron entonces que se estuvo más cerca de una guerra nuclear que no de una solución. La diplomacia, de un lado y del otro, realizó continuos trabajos de disuasión hasta conseguir poner fin a la crisis. Y en la misma línea, Cocho confirma: "Esta tensión solo se puede rebajar por medios diplomáticos".
20 Minutos, citando fuentes del Ministerio del Interior, publicó que el Gobierno trabaja el primer plan nacional de protección civil específico para afrontar el "riesgo bélico" que será publicada "próximamente" en el BOE. "El objetivo final es crear un documento específico para orientar a la población sobre qué es conveniente hacer en caso de riesgo por un conflicto bélico, siguiendo el mandato establecido por el Consejo de Seguridad Nacional".
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