SITUADA EN EL LÍMITE DE UN AEROPUERTO
Maho Beach es una playa caribeña de San Martin. Pero a pesar de esta presentación, no es su paisaje idílico lo que atrae a los turistas: son los aviones del aeropuerto internacional.
Porque aquí lo importante es el ruido de motores, la impresión que deja el aterrizaje, la fuerza del despegue. Esa es la auténtica atracción para los bañistas. Lo más arriesgado: aferrarse a las vallas. Está prohibido. La potencia del motor a reacción genera un viento capaz de mover hasta una furgoneta.
Las personas agarradas a las alambradas, poco pueden hacer ante la fuerza de las turbulencias. La última en soltarse es una mujer a la que el aire desplaza con tanta fuerza hacia atrás, que casi choca frontalmente contra el hormigón, que separa la carretera de la playa.
No es una imagen excepcional. Maho Beach se ha convertido en un lugar para amantes de la adrenalina. Su pista, corta, de 2.180 metros, obliga a los aviones a volar a una altitud mínima y a aterrizar muy cerca de la playa.
Pero lo que realmente adoran los bañistas, que acuden a esta ruidosa franja de arena, es la emoción del despegue. El riesgo de verse por unos instantes suspendidos en el aire. Es tal el éxito, que algunos chiringuitos playeros se están planteando mostrar los horarios de los vuelos a pesar del peligro.