LA POLICÍA JUSTIFICA EL DISPARO
Un joven madre de 18 años, Sara Mckinley, ha matado en Oklahoma a un hombre que intentaba entrar en su casa. McKinley no lo dudó y escopeta en mano se defendió de su agresor. A los pocos días de perder a su marido, esta joven madre vivió su peor pesadilla. Un hombre intentaba invadir su hogar.
Sarah cogió a su bebé de tres meses, dos armas, se escondió y atemorizada llamó a la policía. Al otro lado del teléfono un agente le dijo "yo no le puedo decir que dispare, pero debe hacer lo necesario para proteger a su bebé".
Justin Martin, de 24 años, armado con un cuchillo derribó la puerta y Sarah Mckinley le disparó. "Tuve que tomar una decisión, o él o mi familia. Elegí a mi hijo. No hay nada más peligroso que una madre con un bebé. No lo hubiera hecho si no fuera por mi niño", ha declarado la joven madre.
La policía justificó el disparo, ya que las leyes del estado de Oklahoma permiten el uso de la fuerza extrema contra cualquier intruso que irrumpa en una casa.