PARA AFIANZAR EL RUMBO POLÍTICO
Obligado por la salida de pesos pesados de su Gobierno y por la caída en los sondeos, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció una remodelación de su gabinete marcada por el ascenso de fieles, como el nuevo titular del Interior, Christophe Castaner, y por el equilibrio entre familias políticas.
Cuatro relevos ministeriales y diez cambios en el siguiente escalón gubernamental (ministros delegados y secretarios de Estado) para afianzar el rumbo político que comenzó hace 17 meses con su victoria contra la ultraderechista Marine Le Pen, que despertó unas expectativas que ahora teme que se volatilicen.
Macron vuelve a poner a disposición de su primer ministro, Édouard Philippe, un Gobierno paritario, con 17 hombres y 17 mujeres, más amplio y con un mayor perfil político.
Castaner se ocupará de Interior; Frank Riester -líder de una corriente conservadora favorable a Macron-, de Cultura; el senador socialista Didier Guillaume, de Agricultura; y Jacqueline Gourault será la nueva ministra de Cohesión Territorial. Como corolario a esta remodelación, el presidente ofreció un discurso televisado a la nación en el que prometió "no cambiar el rumbo" de su política, aunque aseguró "escuchar las críticas" que ha recibido, a su juicio, por su "determinación y franqueza".
Pidió al nuevo Ejecutivo que "prosiga las transformaciones que nuestro país necesita con un objetivo simple: que retomemos el control de nuestro destino".
El presidente está retrocediendo en los sondeos y la salida en un mes de figuras tan relevantes como Nicolas Hulot o Gérard Collomb le obligaban a responder con fuerza.
Dos semanas ha tardado en cerrar la vía de agua abierta por la salida de su ministro del Interior, lo que muestra las dificultades que ha encontrado para resolver la ecuación que se le planteaba: relanzar su acción sin romper el equilibrio que le llevó al Elíseo.
Castaner representa la pureza del macronismo, Fesnau la mano tendida a sus aliados centristas del MoDem, Riester la apertura a la derecha y Guillaume el poso socialista. Un equilibrio que también ha tratado de mantener en el segundo escalón del Ejecutivo, el de los ministros delegados y los secretarios de Estado.
En esa escala, destaca la eclosión del joven Gabriel Attal, que a sus 29 años se convierte en el benjamín del Ejecutivo y que desde el puesto de secretario de Estado de Educación y Juventud será un "segundo portavoz del Gobierno", según fuentes del Elíseo citadas por 'Le Monde'.
Se ha ganado el cargo por la gran presencia mediática que ha demostrado desde su nombramiento como diputado, siempre dispuesto a dar la cara en defensa de Macron, en contraste con la ternura demostrada por la mayor parte de sus colegas. Attal será, además, el encargado de poner en marcha el servicio nacional universal, una suerte de 'mili' civil de un mes que Macron se comprometió a lanzar durante la campaña electoral.
Lo hará a la sombra del titular de Educación, Jean-Michel Blanquer, figura ascendente de un Ejecutivo en el que representa lo que siempre ha buscado Macron, la eficiencia sin ambición política paralela. Castaner, que a diferencia de su antecesor no será número dos del Gobierno, verá su labor reforzada con un secretario de Estado, Laurent Nuñez, hasta ahora jefe de los servicios secretos franceses, que se ocupará de los asuntos más técnicos mientras el ministro afrontará los de calado político.