PUEDEN GANAR HASTA 180.000 EUROS/AÑO
"Lo más importante para ser un buen mayordomo es una buena actitud personal y saber dar el máximo servicio con la mínima intromisión", explica el director de la exclusiva escuela para mayordomos School for Butlers and Hospitality, Vincent Vermuelen.
El centro ofrece su primer curso durante cuatro semanas a partir de septiembre y en el lujoso hotel Plaza de Bruselas por un precio de 6.980 euros. A pesar del precio de la matrícula, un centenar de candidatos de todo el mundo han solicitado ya una de las doce plazas. Y es que aunque pudiera parecer que los mayordomos solo existen en las series de televisión y las adaptaciones al cine de las novelas de la Inglaterra victoriana, la crisis ha puesto de moda esta profesión.
Hoteles de cinco estrellas, embajadas, yates y, por supuesto, mansiones privadas demandan mayordomos de guante blanco. La crisis económica, que no ha podido con el negocio del lujo, ha provocado una nueva oleada de vocaciones de servicio de alto copete, un trabajo con el que se puede llegar a cobrar entre 50.000 y 180.000 euros anuales, según la experiencia y la compañía empleadora.
El responsable de la escuela justifica el elevado precio de la matrícula precisamente por la calidad de los profesores y el material, pero también por las posibilidades de retribución que ofrece el título. Oriente Medio, Rusia y China son los nuevos mercados con mayor demanda y en muchas de sus capitales se están abriendo nuevas escuelas de mayordomos de lujo.
Estudiantes pero también profesionales que buscan reciclarse en una nueva y mejor remunerada profesión luchan por una de las doce plazas del curso, del que están previstas nuevas ediciones en 2014. El belga Vincent Vermeulen, que realiza personalmente las entrevistas a los candidatos, cuenta "haber nacido para la hospitalidad" y representa ya la cuarta generación de mayordomos en la familia.
Conocedor desde la cuna de los entresijos de la profesión, Vermeulen niega que los mayordomos estén pasados de moda o representen una rémora de una tradición clasista. "Existe un estereotipo fruto del cine, pero solo es un cliché. En 2013 ser mayordomo no es nada pasado de moda. La profesión se ha modernizado, ahora un mayordomo es un organizador profesional y alguien capaz de llevar adelante una casa moderna. Enseñamos a manejar la última tecnología o servir en hogares domóticos", explica.
Si hay algo que no ha cambiado con el paso del tiempo es la forma de vestir de los mayordomos, que se ha mantenido inalterable con el paso del tiempo. El uniforme tipo de un mayordomo lo conforman un chaqué reglamentario, camisa blanca, pantalón gris marengo, corbata negra, chaleco gris plata, zapatos negros de cordones y guantes blanquísimos de algodón. Uniforme que varía ligeramente para las mujeres.
Una de las admitidas para el curso, Clara Santos, de 21 años, explica que siendo hija de un padre brasileño y una madre belga lleva "en la sangre" querer ver mundo, un deseo que espera realizar con su nueva profesión. Santos es de momento la más joven y la única mujer preseleccionada para el curso. "Dicen que el de los mayordomos es un mundo de hombres, pero las ofertas de trabajo que quieren mujeres específicamente es cada vez mayor", apunta la joven, que antes ya trabajó organizando eventos en un hotel y ahora quiere llevar su vocación "un paso más allá".
Otro futuro mayordomo es Cédric Deware, un joven de 27 años que ha trabajado hasta ahora de informático y que ve en el curso la oportunidad de dedicarse a una profesión que dice le ha "apasionado" durante años. "Llevo fascinado mucho tiempo con el trabajo de mayordomo. Me apasionan cosas como organizar una mesa perfecta, la presentación de un plato o como entrar en una habitación con la máxima presencia. Este curso me permite aprender todo eso", señaló.
Lo mas difícil de su nueva profesión será para el joven "aprender a cocinar y saber mantener la neutralidad facial. Soy demasiado expresivo", suelta con una sonrisa que corrige rápidamente. Aunque en algunos países como Reino Unido hay certificados más de 100.000 mayordomos que trabajan en hoteles, grandes mansiones, yates y compañías que organizan eventos de lujo, en otros países como la propia Bélgica, hasta ahora, no había más de un centenar.