DETRÁS DE LOS ATENTADOS DE BOSTON Y LONDRES
Los lobos solitarios se han convertido en una pesadilla para la inteligencia de Estados Unidos y Europa. Los terroristas de Londres son el último caso, pero no el único. Actúan por su cuenta, no pertenecen a ninguna celula y sin conexión aparente con Al Qaeda o con organizaciones extremistas.
Los autores del atentado de Boston el mes pasado son un claro ejemplo del nuevo terrorismo. Los hermanos Tsarnaev se autoradicalizan y -sin ningún entrenamiento en el manejo de explosivos- encuentran en las web yihadistas las instrucciones para fabricar bombas caseras. Escondidas en ollas a presión las hicieron estallar en la meta del maratón.
Decían que era una venganza por las matanzas en Irak y Afganistán. El mismo motivo que llevó a Mohamed Merah a asesinar a siete personas en Toulouse el año pasado. Sus perfiles son dificiles de detectar por los servicios secretos. Expertos antiterroristas los catalogan de 'muy peligrosos' porque no temen a la muerte.
Planean sus atentados de imprevisto, en la intimidad de sus hogares. Es el nuevo tipo de terrorismo, a diferencia de los grandes atentados cometidos por Al Qaeda, como el 11 S en Estados Unidos, el 11 M en Madrid y el 7 J en Londres. Ataques perfectamente planificados con una red de células terroristas que sólo esperan la orden.