MÁS DE 30 PERSONAS CERCANAS ACUDIERON A LA FIESTA

"No lloréis delante de mí", el único requisito en la invitación a la fiesta de despedida de una enferma terminal

En la invitación explicaba a sus invitados que, a diferencia de otras fiestas, ésta "requería fuerza emocional". No era una fiesta de despedida normal, era un adiós antes de su suicidio asistido.

Betsy Davis escribió el mes pasado un correo electrónico a los miembros de la familia y amigos para invitarles a su fiesta de despedida, a pasar un fin de semana en su finca de Ojai, en California. "En primer lugar, todos sois muy valientes por venir a despedirme en mi viaje", comenzaba la invitación.

En la carta les explica que, a diferencia de otras fiestas a las que habían sido invitados, ésta "requería fuerza emocional, estar centrado y con la mente abierta". Les hizo esta petición porque no era una fiesta de despedida normal, era un adiós antes de su suicidio asistido.

Hace tres años, Davis fue diagnosticada con ELA, una enfermedad implacable que había reducido al mínimo su movilidad y que había provocado que perdiera el habla casi en su totalidad. Quiere celebrar sus últimos días de vida, comer su comida favorita, escuchar su música favorita y revivir recuerdos con las personas más importantes de su vida.

"No hay reglas", escribía en la carta. "Ponte lo que quieras. Di lo que pienses. Baila, salta, canta,... pero no llores delante de mí. Es la única regla. Es muy importante para mí que mis últimos momentos con vosotros sean alegres y llenos de luz", pedía Betsy Davis en la invitación.

En la actualidad, sólo hay cuatro estados que permiten los suicidios asistidos - Oregon, Washington, Vermont y ahora California-, con la Ley de Opción al Final de la Vida que entró en vigor en junio. Después de una larga batalla, en la que participó la hermana de Davis, Kelly Davis, la ley se implementó, lo que permite a Batsy Davis convertirse en uno de los primeros pacientes en morir.

La ley indica que el paciente debe tener al menos 18 años de edad y ser enfermo terminal. El paciente también debe ser mentalmente capaz de tomar la decisión de morir y físicamente capaz de autoadministrarse los medicamentos.

"La idea de hacerse cargo de su 'muerte' era algo que tenía en mente desde las primeras etapas del diagnóstico, ya que todo el mundo sabe cómo acaba esta enfermedad", cuenta un amigo suyo en una entrevista a The Washington Post. "Ella prefería tomar el control de su destino antes de sentirse completamente indefensa", señala.

El fin de semana del 23-24 de julio, más de 30 personas acudieron a la última fiesta de Betsy Davis. Comieron pizza, escucharon canciones de New Order y de los Pixies, vieron la película de 'La danza de la realidad', y se acurrucaron juntos en el porche, donde tocaron la armónica y el violonchelo.

"Ella estaba muy feliz de ver a sus mejores amigos y la mayoría de los miembros de su familia. Por supuesto, en el fondo, todos estábamos sintiendo un profundo sentimiento de dolor y pena", cuenta uno de sus amigos.

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