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La llegada de Wagner a Bielorrusia pone en máxima alerta al flanco oriental de la OTAN

Los estados bálticos, Polonia y Rumanía piden a la OTAN que aumente el despliegue militar en sus países ante la llegada de los mercenarios de Wagner. Crece la preocupación por la presencia en territorio bielorruso de Prigozhin y un número indeterminado de sus matones. Los bálticos alertan de que "en 8 horas podrían plantarse en la frontera".

Las autoridades europeas reconocen que durante la mañana del sábado 24 de junio tuvieron la sensación de que el régimen de Putin se podía desmoronar en cualquier momento. "Es de una enorme magnitud lo que ocurrió, desde Napoleón nadie se había acercado tanto a Moscú", nos reconoce una fuente presente en el Consejo de Ministros de Exteriores, que ha analizado las consecuencias que esta rebelión interna puede tener para Europa.

A nadie le interesa una fase de inestabilidad política en una gran potencia nuclear como es Rusia, pero el peligro ahora también se extiende hasta Bielorrusia, lugar donde se ha exiliado el jefe de la compañía Wagner, Yevgueni Prigozhin, y un número desconocido de sus mercenarios.

Los países bálticos y Polonia -estados que hacen frontera con Bielorrusia- se sienten ahora mucho más desprotegidos. Creen que se ha multiplicado el nivel de amenaza contra su seguridad por la presencia de los Wagner en territorio bielorruso. Las autoridades de estos países no han tardado en reaccionar: piden a la OTAN que aumente el despliegue de tropas en la zona.

En 8 horas pueden plantarse en Lituania

Lo ilustraba muy gráficamente el ministro de Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, alertando sobre la velocidad con la que los mercenarios rusos podrían plantarse en su país después de ver que en solo medio día se quedaron a las puertas de Moscú. "Las fronteras de nuestros países están a solo cientos de kilómetros, por lo que podrían tardar de 8 a 10 horas en aparecer repentinamente en algún lugar de la frontera entre Bielorrusia y Lituania. El entorno de seguridad actual se ha convertido en mucho más volátil e impredecible".

Los países bálticos están coordinando su llamada de emergencia a los aliados. Creen que este asunto debe tratarse de manera urgente y ven la próxima cumbre de la OTAN en Vilnius, el 11 y 12 de julio, como el momento ideal para tomar decisiones. "Pedimos una reacción de la Alianza Atlántica: el envío de más soldados, aumentar la fuerza de los batallones ya desplegados y aumentar los recursos militares en la región. La llegada de los Wagner es una señal muy negativa para nosotros", insistía el presidente polaco, Andrzej Duda.

Un mensaje parecido ha llevado la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, a Bruselas. Ha visitado las instituciones europeas y la sede de la OTAN, y en ambas reuniones ha lanzado la misma advertencia: "Minsk se ha convertido en un vecino peligroso e impredecible. Tenemos que prepararnos para cualquier tipo de agresión e impulsar la industria de la Defensa por nuestra propia seguridad".

La OTAN tiende la mano

El secretario general de la OTAN ya ha respondido a las peticiones. Asegura que durante la cumbre de primeros de julio, la Alianza "tomará decisiones de gran alcance para reforzar nuestra disuasión y defensa". Jens Stoltenberg ha explicado que "el motín de los mercenarios de Wagner demuestra que la guerra ilegal de Putin es un gran error estratégico. Mandamos un mensaje claro a Moscú y a Minsk: la OTAN protegerá cada centímetro del territorio aliado".

Lukashenko, en el punto de mira

Se señala con el dedo al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, fiel aliado de Putin. Se le advierte de que él será el responsable de cualquier acción de los Wagner que pueda desestabilizar la región. Y mucho más cuando el presidente ruso acaba de desplegar sus armas nucleares en territorio de Bielorrusia. "Esto no puede quedar sin respuesta, debemos tomar decisiones en la cumbre de Vilnius", asegura el anfitrión de esta cita, Gitanas Nausedas, presidente de Lituania.

Es llamativo que, ante la mayor rebelión interna que se ha vivido en Moscú en décadas, los países aliados reconocen que el mejor escenario es un "Putin en el poder", ya que, nos dicen, "al menos sabemos que Putin tiene unos límites claros que ha demostrado: nunca usará la bomba nuclear". Sabe que eso supondría su destrucción total. Si llega al poder otro ultranacionalista, nunca se sabe qué cosas puede tener en la cabeza.

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