CONFLICTO
El portavoz del Gobierno francés, Benjamin Griveaux, ha dejado la puerta abierta a más concesiones al movimiento de los "chalecos amarillos" en una de las reivindicaciones que más se han repetido en las últimas semanas. Por su parte el primer ministro, Édouard Philippe, ha anunciado también que bajo la presión de ese colectivo su Gobierno daba marcha atrás en algunas medidas que se tenían que empezar a aplicar desde enero, en particular un incremento de la fiscalidad de los carburantes y una subida del precio de la electricidad y del gas.
Los chalecos amarillos son un grupo heterogéneo, que no tienen estructura ni interlocutores y que se mueven a través de las redes sociales. Representan, en gran medida, a la Francia rural y de provincias, esa que depende del coche para desplazarse. Una Francia que supone más de la mitad del país.
Acusan a Macron de castigar a la Francia más desasistida mientras favorece a las élites económicas. Los chalecos amarillos se sienten abandonados por la administración.
En las últimas semanas, las protestas han crecido y ahora incluyen otras demandas sociales y económicas que sobretodo tienen que ver con la disminución del poder adquisitivo. Un ejemplo: En los últimos años más de 3 millones de personas han tenido dificultad para encontrar médico de cabecera.