Reino Unido
El Partido Laborista ha arremetido contra la 'premier' por su fallido plan fiscal.
El terremoto político dentro del Partido Conservador del Reino Unido suma un nuevo capítulo. En plena crisis interna de los 'tories', los laboristas han hecho públicos una serie de carteles en los que ridiculizan a la primera ministra.
Algo que sin embargo no frena a Liz Truss, que se aferra al poder mientras su propio partido maniobra para forzar su salida de Downing Street. Los analistas, e incluso muchos de sus compañeros, auguran que la premier dejará el cargo antes de final de mes.
Lo cierto es que desde que Truss llegó al poder, reemplazando a Boris Johnson que tuvo que marchar por los continuos escándalos, las críticas la han acompañado. Llegó al 10 de Downing Street anunciando la mayor rebaja fiscal en la historia del país.
Una rebaja que sugería suprimir el tramo del 45% en el IRPF, que pagaban quienes ganaban más de 150.000 libras al año y la reducción del impuesto de sociedades del 25% al 19%, entre otras medidas.
En la cuerda floja
Su plan económico provocó el desplome de la libra esterlina a su peor nivel desde 1971 y hasta el Banco de Inglaterra tuvo que salir al rescate subiendo los tipos de interés. Después de este episodio, a la actual primera ministra británica no le quedó más remedio que dar marcha atrás y cambiar su estrategia.
Lo ha hecho con la esperanza de llegar a tiempo para "corregir el rumbo". Así, ha descartado cualquier rebaja de impuestos a las rentas más altas y ha destituido al ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, quien a su vez ha dejado claro que "seguir con el status quo no era una opción".
Sin embargo, estos movimientos se han saldado con un sonoro batacazo del Partido Conservador en las últimas encuestas y las críticas de los laboristas. Tampoco han servido para frenar el ruido en la calle y en las filas tories, donde ya han comenzado a propagarse los primeros deseos de dimisión de Truss.