Migraciones
En torno a 15.000 refugiados siguen atrapados entre Turquía y Grecia. Quieren entrar en territorio europeo, pero están siendo contenidos por la policía griega. Hoy los líderes de la Unión han visitado esa frontera y han respaldado al gobierno heleno en su política de mano dura.
Los cuatro años en los que Turquía ha ejercido de guardián de las fronteras exteriores de la Unión Europea, a cambio de 6.000 de millones de euros para financiar la acogida de los refugiados sirios y evitar que lleguen a Europa, han permitido a los 27 gobiernos europeos ganar tiempo, pero no han resuelto el problema de fondo.
Y la decisión del Gobierno de Recep Tayip Erdogan de abrir sus frontera con Grecia y dejar pasar a miles de refugiados amenaza revivir la repetir la crisis migratoria de hace cinco años, ante la preocupación de la UE.
"Turquía está en una situación difícil respecto a los refugiados e inmigrantes pero lo que estamos viendo ahora no puede ser la solución ni la respuesta", ha avisado la presidencia de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
"Nuestra prioridad es dar a Bulgaria y Grecia todo el apoyo que necesitan para gestionar la situación sobre el terreno porque el desafío al que se enfrenta ahora mismo Grecia es un desafío europeo", ha asegurado Von der Leyen. Pero "nadie puede chantajear ni intimidar a la Unión Europea", ha añadido desde Berlín el vicepresidente y responsable de inmigración, Margaritis Schinas.