JAPÓN
Ella soñaba con ser diplomática, así lo mostraba su trayectoria profesional al saber hablar cinco idiomas. Masako estudió en las mejores universidades del mundo pero el destino le llevó al Palacio.
Conoció a su marido en una recepción en honor a la infanta Elena en 1986. Por entonces, Masako no cumplía los requisitos imperiales: Tenía más de 20 años y su altura superaba a la de su prometido.
Las primeras críticas hacia la princesa surgieron en su anuncio de compromiso, cuando habló 39 segundos más que su futuro marido. Entonces, la rigidez del protocolo le arrastró a una gran depresión.
Incluso, su marido, no veía solución: "Ella ha trabajado duro para adaptarse a este nuevo entorno durante los últimos 10 años pero, por lo que puedo ver,creo que se ha agotado completamente en este intento".
Pero el amanecer de la nueva era da una otra luz a Masako, ya que su ascenso al trono del Crisantemo deja atrás su larga enfermedad. En las últimas apariciones públicas, la princesa ha vuelto a sonreír, incluso se ha mostrado cercana con su pueblo.
Esto supone una revolución en la tradicional casa real nipona, pues a partir de ahora, Masako podrá desempeñar el papel para el que tanto se preparó.
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