PLANTADOS HACE UN SIGLO
Pese al paso de los años, los cerezos continúan dando color en esta época a la capital de Estados Unidos. Su origen está en 1912, cuando 3.000 cerezos en flor llegaron procedentes de Tokio como un regalo a la ciudad del alcalde japonés y su esposa. “Son un símbolo vivo de la relación de amistad entre EEUU y Japón y estos árboles realmente unen a la gente y a los países”, asegura un miembro de la Embajada de Japón en EEUU.
Una escritora de 'National Geographic' tuvo la culpa de todo. Viajó a Japón en 1885 y se enamoró de los cerezos. Convenció a la primera dama y en 1910 llegó el primer envío. Pero los 3.000 árboles estaban enfermos y tuvieron que quemarlos, como demuestra una carta del Departamento de Estado.
Durante décadas se fueron añadiendo más, bordeando el río Potomac y anunciando la llegada de la primavera. “El tiempo ha estado muy loco. Predecir el pico de floración es muy muy difícil. Tratamos de usar las mejores herramientas disponibles, pero hay cierta presión en acertar porque la gente planifica sus viajes para venir”, dice Jason Samenow, Editor del Tiempo en 'The Washington Post'.
Son una de las mayores atracciones turísticas del país: un millón y medio de personas visitan la capital durante esta época del año.