Afecta muy especialmente a los transportes
La costa este de Estados Unidos se enfrenta a un segundo temporal en menos de una semana, que ha obligado a cancelar más de 2.200 vuelos y a que las autoridades emitan advertencias de limitar los desplazamientos por carreteras. Sin reponerse de los efectos de la tempestad pasada, que dejó al menos siete muertos, destrozos y miles de viviendas sin el servicio eléctrico, los residentes de esta zona afrontan una nueva tormenta de agua y nieve acompañada por fuertes vientos.
Las malas condiciones climáticas llevaron a que el aeropuerto neoyorquino JFK, uno de los principales puntos de entrada a Estados Unidos, cancelara 527 vuelos, al igual que LaGuardia, también de Nueva York, donde se suspendieron 596 vuelos programados. El aeropuerto de Newark, en el vecino estado de Nueva Jersey, que también sirve a Nueva York, canceló 648 vuelos previstos para hoy, mientras que en Boston eran 229 y en la ciudad de Filadelfia 204.
El gobernador de Nueva York, Andrew M. Cuomo, aseguró en una conferencia de prensa que la tormenta cambió su trayectoria hacia el suroeste del estado, por lo que se espera que impacte con mayor fuerza en el valle del río Hudson. Indicó igualmente que han declarado estado de emergencia para cuatro condados de esa zona: Sullivan, Dutchess, Westchester y Putnam, y alertó de que en Nueva York también ha aumentado la cantidad de nieve que se pronosticaba.
Como insistió en su preocupación porque este temporal complique los trabajos para atender a los afectados por la tormenta del viernes, que, según ha dicho, dejó a unas 280.000 personas sin energía eléctrica, de las cuales 26.000 aún permanecen a oscuras. Las autoridades han advertido que pueden caer entre ocho y doce pulgadas de nieve en Nueva York (de unos 20 a 30 centímetros), mientras que otros reportes anticipan entre cinco y ocho pulgadas de nieve en Pensilvania (12 a 20 centímetros).
El gobernador de ese estado, Tom Wolf, señaló en Twitter que el temporal puede impactar "significativamente" en la zona este de Pensilvania y no descartó que las condiciones puedan cambiar rápidamente. Wolf explicó que continúan los trabajos para devolverle la energía eléctrica a los afectados durante la tormenta pasada, que causó 600.000 cortes, los cuales se han reducido a menos de 40.000 en los últimos días.
En Nueva Jersey se esperan entre cinco y ocho pulgadas de nieve (de 12 a 20 centímetros), al tiempo que en Boston la previsión es de entre ocho y 12 pulgadas (de 20 a 30 centímetros). El gobernador de New Jersey, Phil Murphy, quien declaró el estado de emergencia, aseguró a medios locales que "lo peor, desafortunadamente, aún está por llegar". Murphy pidió a los conductores mantenerse "alejados de las carreteras" e indicó que todavía hay 20.000 casas sin electricidad después de la tormenta del viernes.
En algunas zonas, entre ellas Nueva York, el día comenzó con lluvias que después dieron paso a la nieve, acompañada por fuertes vientos y truenos. Las autoridades de la ciudad han preparado ya el esquema habitual para estas tormentas, con el despliegue de unos 1.500 quitanieves, e hicieron diferentes llamados para evitar los desplazamientos innecesarios.
También se ha prohibido la circulación de camiones tráiler durante el temporal. No se han anunciado modificaciones extraordinarias en los horarios de la red del metro, aunque se han determinado una serie de limitaciones en los horarios de los trenes que conectan a la ciudad de Nueva York con sus alrededores.
Los vientos, según los pronósticos, podrían alcanzar entre 24 y 40 kilómetros por hora, con ráfagas de hasta 60 kilómetros por hora. Para las áreas costeras, se anticipaban inundaciones, y eran seguidas con especial atención zonas de Nueva Inglaterra y Nueva Jersey.