CUATRO DÍAS LUCHANDO CONTRA LAS LLAMAS
La llegada de la noche complica las tareas de extinción del incendio que azota Portugal desde este sábado pues los aviones no pueden seguir trabajando cuando el sol se pone. Ese momento es clave para la labor de los efectivos en tierra, que es incluso más importante.
La visibilidad se reduce al máximo y el calor asfixiante no cesa, además muchos de los operarios llevan cuatro días sin descansar intentando evitar que las llamas avancen. Son el personal de la Unidad Militar de Emergencias.
Su trabajo es tan relevante porque el esfuerzo de contención de llamas desde abajo, una vez que los hidroaviones se han retirado, es imprescindible. La mayoría, voluntarios de entre 19 y 25 años, reciben una preparación para abandonar sus trabajos y convertirse en bomberos en casos de emergencia.
Llevan cuatro días de jornadas laborales muy intensas y largas, pero también es necesario descansar, aunque sea de cualquier manera y en cualquier lugar. Saben que son la única esperanza para muchos vecinos, que observan y ven peligrar sus montañas, sus casas, mientras algunos se juegan la vida por salvarlas.