LA FISCALÍA PIDE PENA DE MUERTE CONTRA ÉL
Un jurado de Florida ha vuelto a declarar culpable a Pablo Ibar del asesinato de tres personas en 1994, en el cuarto juicio celebrado sobre su caso, según ha confirmado el portavoz de la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, Andrés Krakenberger.
Krakenberg ha indicado que previsiblemente se recurrirá esta decisión y ha reconocido que el veredicto ha supuesto "un mazazo".
El jurado, compuesto por 12 personas, ha declarado a Ibar culpable por unanimidad y la Fiscalía ha vuelto a reclamar la pena de muerte contra el español. Ahora el juez deberá dictaminar cuál es la pena que le impone.
El nuevo juicio del caso Ibar, nacido en Estados Unidos de padre vasco y madre cubana, terminó este pasado miércoles en el tribunal de Broward County de Florida con los alegatos del fiscal y los abogados defensores.
Ibar, de 46 años, fue condenado a muerte acusado de un triple asesinato en 1994, crimen del que él siempre se ha declarado inocente. Aunque el primer juicio fue declarado nulo porque los miembros del jurado no se pusieron de acuerdo, en el año 2000 fue declarado culpable y condenado a muerte.
Estuvo en el corredor de la muerte hasta que en 2016 el Tribunal Supremo de Florida anuló la condena y ordenó repetir el juicio por considerar que había tenido una defensa ineficaz y había sido condenado a partir de pruebas débiles y escasas. En el nuevo juicio, la Fiscalía ha insistido en pedir la pena de muerte para Ibar.
Según la Asociación que le representa, el alegato final corrió a cargo del fiscal Chuck Morton -fiscal auxiliar ahora y fiscal en el juicio en que Ibar fue condenado a muerte en 2000-, que no presentó pruebas nuevas, sino que se limitó a subrayar la brutalidad del crimen que se aprecia en el vídeo de prueba, el mismo vídeo que la defensa cuestiona.
Ibar fue hallado culpable de los seis cargos a los que se enfrentaba, tres de ellos por asesinato en primer grado, además de robo y robo a mano armada, por la muerte a tiros y por la espalda de Casimir Sucharski, dueño de un club nocturno, y de Sharon Anderson y Marie Rogers.
Poco antes de leer el veredicto, en un ambiente en el que se palpaban los nervios, el magistrado dijo que no quería ver ninguna "alteración" por la expresión de las emociones, a la vez que un agente policial se puso frente a la banca en la que se ubicaba la familia.
Mientras el juez que iba leyendo el veredicto para cada uno de los cargos, Michael, el hermano de Ibar, manteniendo las lágrimas pasó el brazo por los hombros de Tanya, esposa del acusado, quien a su vez cerró los ojos y apretó los labios para contener la angustia y el dolor.
El padre, Cándido, sentado en un extremo de la banca, se cubrió el rostro con las manos durante la lectura de la sentencia a Ibar, que lleva casi 25 años preso, 16 de los cuales los pasó en el corredor de la muerte, y siempre se ha declarado inocente.
Los rostros de los abogados de la defensa, liderados por Benjamin Waxman, reflejaron visiblemente la decepción por este revés judicial.
Este cuarto juicio desveló puntos oscuros e "irregularidades" en el proceso, desde las contradicciones y negligencias en que incurrió el detective encargado de la investigación, Paul Manzella, hasta el borrado de dos cintas de vídeo de un club nocturno que se hallaban bajo custodia policial, tal como lo había denunció la defensa.
Waxman, profundamente afectado puesto que lleva el caso desde 2005, dijo que apelarán la sentencia, mientras que Joe Nascimiento, otro de los abogados, señaló por su parte que pedirán al juez que imponga cadena perpetua y no la pena de muerte.
Fuera de ya de la sala, la esposa se fundió en un abrazo con los familiares de Ibar, quienes rápidamente la arroparon, y luego abandonó los tribunales muy afectada, a la vez que muchos otros rompieron a llorar.
Aun tuvo fuerza de ánimo Cándido, el padre, para dirigirse a los medios y decir que el veredicto de culpabilidad "no se puede explicar, ni entender". "Esto no me lo esperaba. Juicio nulo si, pero esto no. ¡Guilty!", exclamó.
Las opciones que barajan los abogados de Pablo Ibar tras la sentencia que le declara culpable