EL CONFLICTO ESTALLÓ HACE DOS AÑOS
Lo único que queda del minarete de la Gran Mezquita de Aleppo son escombros. A partir de ahora, sólo se podrá contemplar en fotografías. Una obra maestra de los omeyas, levantada en 1090 y destruida el pasado 24 de abril por un obús.
Desastres que se repiten por todo el país desde que estalló el conflicto hace dos años y que hace peligrar joyas únicas que habían sobrevivido más de mil años.
Muchos de estos ataques son obra del régimen de Al Asad, que contraviene así los acuerdos de protección suscritos antes de la guerra con organismos como la UNESCO.
Mar Gabaldón, profesora de Historia Antigua de la Universidad San Pablo CEU, señala que Siria, "desde la época mesopotámica, desde el origen de la civilización, tiene un peso importante en la historia. Es un lugar de paso, también la cuestión de las Cruzada. Es decir, se puede decir que en Oriente Próximo posiblemente sea el país más rico desde el punto de vista del patrimonio arqueológico".
Damasco, con su mezquita y su zoco, la antiquísima ciudad de Aleppo o la fortaleza de Krak son tan solo algunos ejemplos de lugares dañados de manera irreversible. Pero además de la destrucción de enclaves, el patrimonio es víctima de otra tragedia.
"Y luego ante el vacío de poder -explica Gabaldón-, está el saqueo sistemático de yacimientos y de museos, como ocurrió en Irak en 2003".
Esculturas romanas, cerámicas persas y mosaicos bizantinos, ya circulan en el mercado negro de países como el Líbano. Un desvalijamiento perpetrado tanto por rebeldes como por miembros del régimen del que se benefician las mafias internacionales.