Anomalía congénita
Tee Bartlett llegó a la adolescencia pensado que era normal tener dos vaginas. Esta joven de Hunter Valley, Nueva Gales del Sur (Australia) , pensaba que tener que usar dos tampones cada vez que tenía la menstruación era algo común en el género femenino, de modo que asumió que todas las mujeres tenían dos cavidades vaginales.
Esta joven descubrió que tenía una cavidad más cuando, teniendo 17 años, le preguntó a su madre en una ocasión en qué agujero tenía que colocarse el tampón, si en el izquierdo o en el derecho. Esta era la primera vez que Tee hablaba con su madre de estos temas.
"Un día, estaba teniendo una conversación con mi mejor amiga y mi madre, y finalmente pregunté en qué agujero se suponía que debía entrar un tampón, en el izquierdo o el derecho", relató la joven sobre el momento en que descubrió que tenía dos vaginas.
Tras el hallazgo acudió rápidamente al médico para someterse a un examen. Allí el facultativo determinó que tenía un tabique vaginal que le provocaba tener la vagina dividida en dos. Acudió en busca de una segunda opinión que le confirmó el primer diagnóstico.
La joven se sometió a una operación para poder tener una única apertura vaginal ya que los médicos determinaron que su doble vagina podía provocarle problemas sexuales y en el caso del parto si deseaba quedarse embarazada.
"Mi pared era demasiado gruesa y era tan larga como un dedo justo antes de mi cuello uterino. Aparentemente, el tabique vaginal se supone que debe disolverse pero el mío nunca se disolvió. Era un poco más grueso y más largo de lo normal, por eso tuve que operarme", ha contado la afectada.