CONOCIDA COMO TRIMETILAMINURIA
Kelly Fidoe-White es una mujer británica que padece una extraña enfermedad que hace que huela a pescado constantemente, lo que le ha causado serios problemas a lo largo de su vida.
Desde que nació, Kelly vive con Trimetilaminuria, una enfermedad conocida como síndrome de olor a pescado. Se trata de un desorden metabólico que causa un defecto en la producción de una enzima. Su cuerpo no puede descomponer ciertos componentes de algunos alimentos que tienen una sustancia llamada colina. Ella describe su propio olor como "pescado y cebolla".
Después de haber recibido numerosas críticas en el trabajo durante años por su olor, la mujer de 36 años ha desarrollado problemas de ansiedad, lo que le ha llevado a trabajar de radiógrafa en turnos nocturnos para limitar la cantidad de gente a la que se expone durante su jornada laboral.
Durante un tiempo, Kelly incluso ha estado dándose cuatro duchas diarias, cambiando su uniforme varias veces y usando botes enteros de desodorante en un día para tratar de enmascarar su olor, pero nada ha funcionado. "Por lo que sé, esta enfermedad afecta a entre 300 y 600 alrededor del mundo, no es muy conocida", explica la afectada.
"No hay ninguna pastilla que me pueda tomar para mejorar, y personalmente tomo un cóctel de medicamentos", cuenta la joven, quien además explica que tiene falta de olfato, por lo que no sabe realmente cómo afecta su enfermedad.
Pese a que le diagnosticaron esta enfermedad hace dos años, Kelly no sabe si es una enfermedad genética o si la ha desarrollado durante la adultez. Sin embargo, cuenta que comenzó a darse cuenta de que algo iba mal durante los años de colegio, recoge el medio británico Mirror.
Cuenta que durante su infancia solía decir que había traído bocadillos de paté de pescado para almorzar, pero los niños le decían que era ella quien olía a pescado. "Era difícil tratar con este problema siendo adolescente", dice. Cuenta que pasaba mucho tiempo bajo la ducha antes de que le diagnosticaran la enfermedad. Kelly utilizaba agua muy caliente y se exfoliaba la piel hasta que estaba completamente roja.
La madre de Kelly cuenta que el hecho de que se rieran de ella y la acosaran por este problema lo empeoró porque ella se sentía peor.
Kelly comenzó a ir al médico al final de su adolescencia, pero ninguno le diagnosticó nada hasta que, harta de no saber qué le ocurría, comenzó a ver documentales y a buscar información hasta que dio con la respuesta y los médicos lo confirmaron en el año 2015. Después de recabar información se dio cuenta de que utilizar tanto desodorante y darse tantas duchas estaba empeorando el problema, haciendo que el olor fuese más fuerte. Ahora Kelly utiliza un gel especial para nutrir su piel y toma una medicación que ayuda metabolizar la enzima que su cuerpo no descompone.
La joven afectada cuenta que hace 16 años encontró el amor a través de internet. Se casó con Michael, de 45 años, quien le hace las cosas mucho más fáciles. Su marido confiesa que el olor de Kelly algunas veces le ha afectado de manera negativa pero nunca le ha dicho nada.