DOCE DÍAS DE NEGOCIACIONES
Los líderes de las dos mayores potencias mundiales, el estadounidense Barack Obama y el chino Xi Jinping, dejaron este lunes patente su intención de trabajar juntos durante la cumbre climática de París para lograr un acuerdo que logre reducir las emisiones, pero que también respete sus preocupaciones.
Obama y Xi han procurado dejar clara la sintonía que comparten en cuestiones clave de cara a las negociaciones que tratarán de culminar en un acuerdo global que logre contener el cambio climático, con un encuentro bilateral previo al inicio formal del foro. Xi abogó ante Obama por que China y Estados Unidos "se asocien el uno con el otro para ayudar a que la conferencia climática logre los objetivos esperados" y que cooperen en beneficio mutuo.
Y ambos mostraron su "determinación de trabajar juntos y con otros para lograr un ambicioso y exitoso resultado" en un comunicado conjunto. Este gesto sigue la estela del anuncio conjunto que ambos mandatarios hicieron en noviembre de 2014, cuando mostraron un inédito frente común en favor de la lucha contra el cambio climático, aunque con medidas lejos de ser uniformes. Esta alianza crea recelos entre otros socios, como la Unión Europea, que tradicionalmente ejerce el liderazgo mundial en la promoción de políticas climáticas y medioambientales y quiere que ambos países sean realmente ambiciosos, asuman compromisos reales y sean transparentes en sus acciones.
La implicación de China y Estados Unidos es fundamental para alcanzar un verdadero acuerdo mundial y evitar un fiasco como el vivido en la cumbre de Copenhague. La cuestión que queda por responder es a qué precio ambas potencias están dispuestas a comprometerse. Y en qué términos. "He venido aquí personalmente para decir que EEUU no solo reconoce su papel en la creación de este problema, sino que asume su responsabilidad de hacer algo", afirmó Obama en el discurso que pronunció ante los líderes, a los que pidió garantizar "un acuerdo ambicioso".
El presidente estadounidense, en cambio, eludió entrar en la cuestión de si este pacto debe o no ser vinculante -algo que demanda buena parte de la comunidad internacional, pero que Washington quiere eludir- y pidió que se tengan en cuenta las diferencias que separan a cada Estado. China, el mayor emisor mundial de dióxido de carbono (CO2), también quiere asegurarse de que se le concede el margen suficiente para aplicar las soluciones que considere más apropiadas a su situación.