El espíritu paciente y disciplinado de los japoneses está asombrando al mundo en momentos críticos como estos. En estas imágenes se puede comprobar que una nueva réplica no altera demasiado la vida cotidiana.
El reloj marca las diez y media de la noche y la única redactora que queda recoge su bolso y su abrigo y se marcha al notar el temblor. Mientras tanto en el control central queda el personal imprescindible para que la presentadora siga dando noticias, eso sí con su casco puesto.
El espíritu paciente y disciplinado de los japoneses está asombrando al mundo en momentos críticos como estos. En estas imágenes se puede comprobar que una nueva réplica no altera demasiado la vida cotidiana.
El reloj marca las diez y media de la noche y la única redactora que queda recoge su bolso y su abrigo y se marcha al notar el temblor. Mientras tanto en el control central queda el personal imprescindible para que la presentadora siga dando noticias, eso sí con su casco puesto.