#ASÍLOVIVIMOS
El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos arrojó sobre Hiroshima una bomba que cambió el curso del conflicto bélico y de la historia. Cada año, miles de personas recuerdan a unas víctimas cuya cifra Japón ya eleva por encima de las 314.000, después de incluir a casi 5.400 personas fallecidas el año pasado.
Representantes de más de 80 países y supervivientes de la tragedia, conocidos por el término nipón 'hibakusha', han asistido a los actos de este lunes, en los que de nuevo se han lanzado mensajes en favor del desarme.
El alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, ha cuestionado la disuasión nuclear y ha advertido de que los esfuerzos de las potencias por garantizar su seguridad a largo plazo son, sin embargo, "inestables por naturaleza y extremadamente peligrosos".
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha asegurado que, "para lograr un mundo sin armas nucleares, es necesario entender que las bombas pueden causas resultados trágicos". Una vez en este punto, ha añadido, es clave la "cooperación" internacional, para lo cual Abe se ha ofrecido a "tender puentes".
El jurado del Nobel de la Paz reconoció en 2017 a la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares por su labor precisamente en aras de este desarme, en el marco del cual también figura un tratado internacional auspiciado por la ONU y del que por el momento se han desentendido las principales potencias interesadas. Estados Unidos y Rusia, pero también Japón, no lo han suscrito.