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Japón prevé verter al mar el agua tratada de Fukushima en primavera o verano

Se espera que la descarga de agua al Pacífico tenga lugar "una vez acaben las obras para el vertido".

El Gobierno de Japón anunció que el vertido al mar del agua contaminada y tratada que se acumula en la central nuclear de Fukushima tendrá lugar entre la próxima primavera y el verano.

Así se indica en el plan aprobado por el Ejecutivo revisado para el vertido. En él se incluye compensaciones para la industria pesquera que podría verse afectada por la medida, contra la que han protestado países vecinos como Corea del Sur y China.

El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) se encuentra supervisando el plan nipón para verter el agua una vez es procesada. El objetivo es retirar la mayor parte de los elementos radiactivos. La semana que viene enviará una misión a Japón para analizar los preparativos sobre el terreno.

"Antes de proceder al vertido, vamos a esperar a que el OIEA emita su informe general, fortalecer las funciones de supervisión, adoptar medidas para apoyar la venta de productos de la zona afectada y trabajar contra la difusión de rumores negativos", dijo el portavoz del Ejecutivo, Hirokazu Matsuno.

Se espera que la descarga de agua al Pacífico tenga lugar "una vez acaben las obras para el vertido" y "la investigación del regulador nuclear nipón, además del informe de la OIEA", según el portavoz.

Fecha pospuesta

Las autoridades niponas y la operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), habían previsto proceder al vertido el próximo mes de abril, aunque la fecha se vio pospuesta por el retraso en las obras de construcción de un túnel submarino que se empleará para descargar el agua de la planta un kilometro mar adentro.

Se trata del agua contaminada con residuos radiactivos tras emplearse para refrigerar los reactores o filtrarse dentro de las instalaciones nucleares, de la que se almacenan unos 1,29 millones de metros cúbicos en bidones dentro de unas instalaciones atómicas dañadas por el terremoto y el tsunami de 2011.

Tras analizar una serie de posibles soluciones de enorme complejidad técnica, las autoridades niponas y TEPCO optaron por verter al mar frente a la central todo el líquido acumulado después de someterlo a un tratamiento descontaminante.

El agua se trata con un sistema de procesamiento que elimina la mayor parte de los materiales radiactivos considerados peligrosos, a excepción del tritio.

Las autoridades de Japón afirman que el vertido tendrá unos niveles de radiactividad por debajo del tope fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el agua potable. Por ello, no presentará riesgos para la salud humana ni para el medio ambiente.

El plan incluye una partida de 50.000 millones de yenes o 357 millones de euros en ayudas para la industria pesquera de las costas próximas a la central para compensar los "daños en su reputación" derivados del vertido.

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