CON LA INTERVENCIÓN DEL EMPERADOR AKIHTO
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, ha subrayado el compromiso de "no repetir la historia" para las generaciones futuras en el memorial para conmemorar el 70 aniversario de la capitulación de su país que puso fin a la II Guerra Mundial.
"Ahora, 70 años después del fin la guerra, los miembros de la generación actual renovamos nuestro compromiso de no repetir la historia para que las generaciones venideras puedan mirar al futuro", dijo Abe durante su intervención en la ceremonia organizada en el estadio Nippon Budokan de Tokio.
"Los hijos y nietos (de los fallecidos durante la guerra) gozan hoy de la paz y la prosperidad mientras construyen su patria como un país libre y democrático. Esto es gracias a ese sacrificio y es algo que nunca olvidaremos", añadió Abe en su alocución.
"Doy mi pésame junto con todo el pueblo japonés por todas aquellas víctimas de la guerra", dijo el emperador
Tras el discurso del primer ministro el recinto guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la contienda. A continuación llegó la intervención del emperador, Akihito, que pronunció, como es costumbre, su discurso mirando al altar dedicado a los espíritus de aquellos que murieron debido a la guerra. Akihito admitió sentir una "profunda tristeza" por las "innumerables víctimas que perdieron la vida" y sus familias.
"Al reflexionar sobre el pasado, deseo que nunca vuelva a repetirse la tragedia causada por la guerra, y con esto doy mi pésame junto con todo el pueblo japonés por todas aquellas víctimas de la guerra", dijo el emperador, que expresó sus deseos de que haya "paz en el mundo" y "prosperidad" en Japón.
Países vecinos como China y Corea del Sur, que sufrieron la brutal colonización japonesa antes y durante la II Guerra Mundial, observan con atención la efeméride, celebrada en ambos países como día de la independencia, y especialmente las palabras del primer ministro Abe, al que han exigido disculpas sinceras.
Sin embargo, Abe, conocido por sus tendencias revisionistas, evitó en su discurso oficial de la víspera emitir un contundente mensaje de disculpa, aunque pidió perdón por el dolor causado y mantuvo las declaraciones de anteriores Gobiernos, que en su momento lamentaron y pidieron perdón por las acciones del Japón imperial.