POLICÍA DE LA MORAL
"Hace unas tres semanas, vinieron a nuestra tienda y nos pidieron que retiráramos todas las Barbies", ha explicado el propietario de una juguetería del norte de Teherán. La persecución contra la famosa muñeca de Mattel no es nueva.
En 1996, la cúpula religiosa ya advirtió de sus "consecuencias culturales y sociales destructivas", aunque en la práctica no se aplicó ninguna prohibición y las tiendas prosiguieron con las ventas.
Las autoridades, sin embargo, dictaron hace tres semanas una nueva orden que obliga a los dependientes a retirar la muñeca. De no acatar la medida, se arriesgan a que el establecimiento sea cerrado por la Policía.
Irán lanzó en 2002 una muñeca con la que pretendía transmitir valores musulmanes y contrarrestar la popularidad de Barbie, pero los propios jugueteros han reconocido que no ha tenido éxito.
La muñeca, de nombre Sara, llegó junto a una figura masculina, Dara, vestida al estilo tradicional --pelo cubierto y ropa ancha-- y promoviendo la obediencia al hombre.
"Mi hija prefiere las Barbies. Dice que Sara y Dara son feos y gordos", ha explicado Farnaz, una madre de 38 años que desde la última prohibición no ha podido encontrar en las tiendas ninguna de las películas protagonizadas por la muñeca de Mattel.
Algunos jugueteros han decidido incumplir la normativa aun a costa de arriesgarse a una sanción. El dueño de un establecimiento de la capital iraní ha admitido que sigue vendiendo Barbies, "pero en secreto", y ha explicado que en el escaparate únicamente muestra a una muñeca cubierta con un velo negro.