Embajada de EE.UU en Teherán
Irán se apresta a conmemorar el lunes los 40 años de la toma de rehenes de la embajada estadounidense en Teherán, un acto fundador para la república islámica que continúa envenenando las relaciones entre estos dos enemigos acérrimos.
El 4 de noviembre de 1979, cuando aún no habían transcurrido nueve meses del derrocamiento del sah de Irán al que apoyaba Estados Unidos, estudiantes revolucionarios invadieron el complejo para exigir a Washington que extraditara al depuesto gobernante, ingresado en un hospital estadounidense.
La crisis duró 444 días y terminó con la liberación de 52 estadounidenses, pero Estados Unidos rompió las relaciones diplomáticas con Irán en 1980 y desde entonces la tensión continúa.
Este año, los iraníes comenzarán a recordar los hechos el sábado inaugurando murales recién pintados en las paredes de la antigua embajada, convertida en un museo que narra la "arrogancia" de Estados Unidos en el mundo entero, según la agencia de noticias Fars.
Los nuevos murales sustituyen a las obras de arte antiestadounidenses que durante décadas, y hasta el mes pasado, adornaron las paredes de la embajada.
El estadounidense Gary Sick, quien lidió con la crisis de rehenes por aquel entonces, estima que lo ocurrido es probablemente lo que mejor explica "por qué estamos en esta especie de punto muerto en el que nos encontramos ahora".
"Si miras todo lo que Irán ha hecho o hemos hecho entre tanto, el tipo de castigo que se inflinge a Irán es completamente desproporcionado", contó a la AFP en Washington.
Cuatro décadas después de la toma de la embajada, las tensiones resurgen.El presidente estadounidense, Donald Trump, se retiró unilateralmente el año pasado del acuerdo sobre el programa nuclear iraní alcanzado en 2015 entre las grandes potencias e impuso nuevas sanciones a Teherán para ejercer una "presión máxima".
En virtud del acuerdo de 2015 Irán podría abrir su economía al mundo después de años de aislamiento a cambio de fijar límites a su programa nuclear.