TRAS LA CADENA DE ATENTADOS
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ordenó el inicio de una amplia operación de seguridad en el oeste y el norte del país para buscar y capturar terroristas, tras la cadena de atentados que causó una cincuentena de muertos y cientos de heridos.
La televisión iraquí Al Iraqiya informó de que Al Maliki, también comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, dio instrucciones a los responsables de las provincias de Al Anbar (oeste) y de Nínive (norte) para lanzar la campaña. Por su parte, el jefe de las operaciones de seguridad, general Mozahar al Ezaui, anunció la captura de una célula de cinco supuestos miembros de Al Qaeda, a los que responsabilizó de los atentados perpetrados en la ciudad de Al Naseriya y otras zonas del sur de Irak.
Mientras, la violencia continúa en el país. Al menos ocho efectivos del orden murieron y otros catorce resultaron heridos, según informaron fuentes policiales. El estallido de una bomba al paso de un vehículo de las fuerzas antiterroristas causó la muerte a tres uniformados y heridas a otros seis en la provincia de Babel, a unos 100 kilómetros al sur de Bagdad.
Dos miembros de los Consejos de Salvación -milicias tribales suníes progubernamentales- fallecieron y otros dos fueron heridos en un ataque con ametralladoras contra un puesto de control al sur de Baquba, capital de Diyala (este). En la misma provincia, un experto en desactivación de bombas pereció y dos asistentes suyos sufrieron heridas al estallarles un explosivo cerca de la población de Al Miqdadiya.
Un grupo armado asesinó a tiros a un militar cerca de su casa en la población de Sadira, en la provincia de Salahedín. Otro soldado falleció y tres resultaron heridos, por un ataque suicida con un coche bomba a un vehículo en la zona de Abi Goreib, a unos 25 kilómetros al oeste de la capital.