ANUNCIO EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN

El primer ministro de Irak declara el final de la guerra contra Daesh

Acaban tres años de guerra feroz, en los que el autoproclamado Estado Islámico llegó a controlar un tercio del país, a partir de la base que estableció en Siria. La reacción al desafío fue una coalición internacional que poco a poco ha ido recuperando el territorio perdido.

El primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, anunció que el Ejército de Irak dio por finalizada la guerra que ha desangrado al país durante tres años y medio, al anunciar el control de los últimos reductos que el grupo terrorista Daesh mantenía en el país.

"Nuestras fuerzas se han hecho con el control total de las fronteras con Siria", en las provincias de Al Anbar y Nínive, aseguró Al Abadi en una comparecencia ante los medios en Bagdad. El primer ministro agregó: "La victoria fue lograda gracias a la unidad de todos los iraquíes en la lucha contra un enemigo que no pensaba que veríamos este día".

Sin embargo, en un discurso posterior ofrecido a la nación con motivo del anuncio de la victoria Al Abadi advirtió a los iraquíes de que hay que permanecer alerta ante posibles ataques del grupo terrorista Estado Islámico a pesar de haberlo derrotado.

"Pese al anuncio de la victoria final contra EI, tenemos que permanecer alerta para enfrentarnos a cualquier intento terrorista que tenga como objetivo nuestro pueblo o nuestro país", aseguró.

Los expertos advierten que la batalla no ha concluido. Esperan que grupos de insurgentes entre en una fase de guerra de guerrillas, y sostienen que los yihadistas pueden aún atentar en Irak y otros países.

Aunque el pasado 10 de julio con la liberación total de Mosul, la principal ciudad que ocuparon los yihadistas, se dio por derrotado a los terroristas, la lucha ha continuado. Tras la enconada batalla de Mosul, que dio comienzo el 17 de octubre de 2016 y que no concluyó hasta julio de este año, el resto de territorios que Daesh controlaba en el país, fueron cayendo poco a poco.

En agosto le tocó el turno a Tel Afar, en el oeste de la provincia de Nínive, de la que Mosul es capital. A Tel Afar, uno de los bastiones insurgentes y situado cerca de Siria, le siguió en octubre la comarca de Al Hauiya, en la provincia de Kirkuk. Tras la caída de esta zona, el 5 de octubre, las fuerzas iraquíes centraron sus esfuerzos en el desierto fronterizo con Siria, donde en la otra parte de la frontera, los yihadistas estaban siendo acosados por las fuerzas leales al presidente Bachar al Asad y por milicias kurdas.

Estos tres años y medio de conflicto han dejado seis millones de desplazados, tres millones y medio de los cuales buscaron refugio en campamentos y el resto encontraron alojamiento en casas alquiladas, de familiares o conocidos. Según los últimos datos de septiembre de la Oficina de la ONU para los Refugiados (OCHA), todavía quedan 3.200.000 desplazados internos y once millones de personas necesitan ayuda humanitaria, a pesar de que en muchas zonas la población ha comenzado a regresar a sus hogares.

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