Guerra Israel
La Agencia de Naciones Unidas de apoyo al refugiado palestino (UNRWA) lanza la voz de alarma a los políticos europeos, para que no corten los programas de ayuda humanitaria en estos momentos tan difíciles. Se calcula que el 80% de la población de Gaza vive gracias a estas ayudas internacionales.
La madrugada del sábado 7 de octubre saltaron por los aires todas las rutinas de los trabajadores de la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas de apoyo al refugiado palestino. Sus escuelas tuvieron que cerrar sus puertas, el reparto de alimentos se interrumpió y en las clínicas médicas comenzaron los primeros problemas de suministro. El ataque masivo de la organización terrorista Hamás contra territorio israelí ha dinamitado el trabajo de esta organización que vela por una población castigada por el aislamiento y la escasez. Cuatro de cada cinco personas que viven en la franja de Gaza lo hacen bajo los umbrales de pobreza.
Desde uno de sus cuarteles generales en Bruselas, la directora de UNRWA Europa, la española Marta Lorenzo, comenzó a diseñar un plan de emergencia para superar una de las mayores crisis que ella recuerda. "Desde el día de los atentados terroristas hemos tenido que cambiar prácticamente todo, estábamos a punto de distribuir ayuda alimentaria a medio millón de personas que se ha tenido que frenar y hemos tenido que interrumpir nuestro programa de educación: 280.000 niños ya no asisten al colegio".
Una de las primeras decisiones que tomaron fue la de convertir las escuelas en refugios, para poder acoger a todos aquellos que se han quedado sin casa. Pero la capacidad es muy limitada. "Estamos muy preocupados porque estamos alcanzando un nivel de ocupación del 90% y a medida que va llegando más gente no sabemos si las vamos a poder acoger. El principal problema es proporcionar agua, colchones, mantas, productos higiénicos... Es todo muy difícil, la situación de seguridad no te permite proporcionar tus servicios como lo estabas haciendo antes", nos relata Lorenzo.
Los planes de contingencia de la UNRWA chocan cada día con la realidad de las bombas. Una decena de trabajadores de la Agencia ya han fallecido en los ataques de respuesta que está llevando a cabo el Ejército de Israel. Para ellos es verdaderamente complicado seguir con las tareas básicas.
"En esta situación de seguridad es absolutamente imposible distribuir ayuda humanitaria porque nuestra movilidad es muy reducida, nuestras oficinas están dañadas, no podemos garantizar una atención médica continuada porque no tenemos los medios, de ahí que hagamos un llamamiento de emergencia a todos los donantes".
En los últimos días surgieron dudas dentro de la Unión Europea sobre si se debían revisar o incluso cortar las ayudas a Palestina. Algunos gobiernos querían verificar que ni un solo euro llegara a manos de los terroristas de Hamás. Pero esas dudas han puesto en peligro las partidas humanitarias, algo imprescindible para la UNRWA, porque la UE es el principal suministrador internacional de fondos.
El mensaje desde la Agencia a los políticos europeos es nítido: "Es absolutamente indispensable que sigan enviándose las ayudas y que se destine a la acción humanitaria. Si interrumpimos este tipo de programas puede tener unas dimensiones humanitarias catastróficas". Marta Lorenzo insiste: "Hacemos un llamamiento de emergencia para que continúe él flujo de ayudas en estos momentos tan difíciles".
A la espera de los siguientes pasos del Ejército israelí, el escenario que se dibuja en las próximas semanas es preocupante. "Lo que viene por delante puede ser dramático, porque Gaza es un lugar muy pequeño donde nada es seguro. Ni siquiera nuestras instalaciones: ya han sido dañadas y han muerto varios de nuestros compañeros". Pero la UNRWA no tira la toalla y no dudan que seguirán haciendo su trabajo, a pesar del estallido de la peor crisis política y militar de las últimas décadas en Oriente Medio.