Agresión
Un local de la cadena de comida rápida Kentucky Fried Chicken, ubicado en Gran Bretaña, se ha visto obligado a colocar barras de metal en el mostrador con el objetivo de crear una barrera que separe a los clientes del personal.
La determinante decisión de llevar a cabo la instalación de las barras de metal, las cuales disponen del tamaño necesario para pasar un cubo de pollo por ellas, se ha producido tras el último ataque registrado en el KFC de Birmingham, en el que una joven saltó por el mostrador accediendo a la cocina del local y agrediendo a uno de los empleados, según ha informado el medio de comunicación BirminghamLive.
El equipo de KFC ha asegurado que no es el primer ataque que reciben. Por ello, una portavoz de la cadena de restaurantes de comida rápida especializada en pollo, manifestó la necesidad de la colocación de los alambres para "proteger a su personal" y evitar futuras incidencias.
Asimismo añadió que se trata de "una medida condenatoria ante las agresiones y tiroteos que amenazan" este tipo de establecimientos.