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Una infancia de engaños: cómo los hijos de dos espías rusos detenidos se enteran de su verdadera identidad

Los hijos del matrimonio, de ocho y diez años, desconocían sus orígenes rusos y ni siquiera sabían que el hombre que les estaba recibiendo en Moscú era Vladimir Putin.

Una familia ha protagonizado una historia digna de una novela de espionaje. La pareja, ciudadanos rusos y espías, se mudaron a Buenos Aires, consiguieron una identidad falsa y tuvieron dos hijos. Ahora han vuelto a Rusia gracias al histórico intercambio de prisioneros entre Moscú y Occidente.

Anna Valerievna Dultseva y Artem Viktorovic Dultseva vivieron durante años en un piso ubicado en el barrio porteño de Belgrano bajo los nombres de María Rosa Mayer Muños y Ludwig Gisch. Según los documentos oficiales, Gisch ingresó a la Argentina como turista desde Uruguay en 2012 y su pareja poco después desde México.

Nada más llegar a Argentina, la pareja comenzó a reunir documentos, muchos de ellos fraudulentos, para obtener la ciudadanía. Gisch aseguró que era un ciudadano austríaco nacido en Namibia de madre argentina, mientras que Mayer Muños dijo que era mexicana y presentó un certificado de nacimiento en el que se demostraba que había nacido en Grecia.

Después de hacerse con la ciudadanía argentina en 2014, la pareja se casó por lo civil en Buenos Aires.

El presidente Putin saluda a los rusos que regresan a Moscú después del intercambio de prisioneros. | Reuters

Tal y como ha informado Dmtri Peskov, secretario de prensa del Kremlin, el matrimonio formaba parte de un grupo de agentes secretos entrenados para hacerse pasar por extranjeros durante años bajo identidades encubiertas. Él se hizo pasar por informático; ella trabajó en una galería de arte.

En 2017, la familia vació sus cuentas bancarias argentinas para trasladarse a Eslovenia y, a los pocos meses, las autoridades del país descubrieron su verdadera identidad, encarcelando y condenando al matrimonio a un año y medio de prisión por "espionaje" a un estado miembro de la Unión Europea y la OTAN, y por "falsificación de documentos".

La pareja, que fue arrestada en diciembre de 2022, acudió al juicio usando sus identidades falsas, pero, finalmente, se declararon culpables. Durante todo ese tiempo, sus hija de diez años y su hermano de ocho estuvieron tutelados por los servicios sociales y, posteriormente, pasaron a una familia de acogida.

El presidente Putin saluda a los rusos que regresan a Moscú después del intercambio de prisioneros. | Reuters

Los niños no sabían que eran rusos

Peskov aseguró que los niños "no supieron que eran rusos hasta que el avión despegó (…) Antes de eso, no sabían que eran rusos ni que tenían algo que ver con el país".

Es por esto que, al bajar del avión y encontrarse a Vladimir Putin, no fueron capaces de decir ninguna palabra en ruso. El presidente se dirigió a ellos en español, con un "buenas noches" que quedó registrado por las cámaras.

El presidente Putin saluda a los rusos que regresan a Moscú después del intercambio de prisioneros. | Reuters

"Los niños preguntaron a sus padres quién era el que los esperaba. Ni siquiera sabían quién era Putin", declaró Peskov.

Dos de los ocho rusos devueltos a Moscú

La pareja fueron dos de los ocho rusos repatriados gracias al intercambio de prisioneros alcanzado el pasado jueves tras meses de negociones. El acuerdo se consiguió gracias a los servicios secretos de Turquía, que actuaron como mediadores entre Occidente y Rusia.

Este es el mayor intercambio de prisioneros desde la Guerra Fría y ha protagonizado numerosos titulares, entre los que destacan la liberación de Pablo González, periodista español, y, especialmente, la deportación de Vadim Krasikov.

El presidente Putin saluda a los rusos que regresan a Moscú después del intercambio de prisioneros. | Reuters

En Alemania, la liberación de Krasikov ha generado polémica debido a que Peskov ha admitido que es un miembro del Servicio Federal de Seguridad y que fue el autor del asesinato de un separatista checheno en Berlín.

"Nadie toma a la ligera la decisión de deportar a un asesino condenadoa cadena perpetua después de varios años de cárcel", admitió Olaf Scholz, canciller alemán.

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