EN EL PARLAMENTO EUROPEO
El pleno del Parlamento Europeo ha aprobado este jueves las que serán sus condiciones para aprobar o rechazar el acuerdo que negocie Reino Unido para abandonar la Unión Europea, y que incluye los derechos de los ciudadanos europeos y la factura que deberá pagar Londres como claves para un divorcio que en ningún caso será "a la carta" ni permitirá pactos comerciales en paralelo.
Las 'líneas rojas' de la Eurocámara han sido respaldadas por una amplia mayoría de eurodiputados, tras recabar 516 a favor, 133 en contra y 50 abstenciones el texto pactado por Partido Popular Europeo (PPE), Socialistas y Demócratas (S&D), Liberales (ALDE) y Verdes, que contaba ya con el visto bueno de la comisión europarlamentaria de Asuntos Constitucionales.
Los eurodiputados han apelado por una negociación "abierta" y con "espíritu colaborador", por lo que confían en que no haya lugar a "presión o chantaje" durante el proceso, ni se creen "obstáculos injustificados" a la salida del bloque.
También rechazan todo intento de "utilizar" los asuntos de seguridad y defensa como "moneda de cambio" para avanzar en otras materias como la comercial, al tiempo que se suman a la posición de los Veintisiete en cuanto a que no hay margen para negociar el futuro marco de las relaciones en paralelo, pero sí para iniciar la reflexión sobre su forma en una "segunda fase", si se dan los avances necesarios en las condiciones primeras.
El jefe negociador de la UE para el 'Brexit', el excomisario de Mercado Interior Michel Barnier, que ha recibido el respaldo de la Eurocámara, ha resumido en tres esas exigencias: "Unidad", resolver la "incertidumbre e inseguridad" del estatus de los europeos en Reino Unido y una salida "ordenada", que pasa también porque Londres pague la factura comprometida en el presupuesto comunitario.
El debate ha estado marcado en parte por la polémica suscitada a cuenta de la situación en que quedará Gibraltar tras el 'Brexit' y la mención expresa en las directrices políticas de la UE a que el territorio queda fuera de las negociaciones y que cualquier arreglo posterior dependerá del visto bueno de España.
Los líderes del Partido Popular Europeo (PPE), Manfred Weber, y de los Socialistas y Demócratas (S&D), Gianni Pittella, entre otros, han dejado claro en sus intervenciones que en una Unión a 27 "los intereses españoles son los intereses europeos" y han censurado el lenguaje beligerante empleado desde Londres para responder a esta posición.
Varios eurodiputados británicos, por su parte, han recogido la posición del Gobierno de Theresa May en cuanto a que "la soberanía de Gibraltar no se negocia" y han criticado que el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, haya atendido a las demandas de España en su borrador de negociación.
A la hora de votar la resolución, tras el debate, los eurodiputados han tumbado dos enmiendas con las que eurodiputados británicos intentaron incluir una referencia a Gibraltar en el texto, para recordar que el territorio votó mayoritariamente por permanecer en la UE y que ha sido vista como una mención para responder al respaldo de la UE a España en esta disputa.
Una de las dos propuestas caídas contaba con la firma, además de representantes británicos de distintas filiaciones, con los catalanes Ramón Tremosa (PdeCAT) y Josep-Maria Terricabras y Jordi Solé (ERC).