La Constitución hondureña prohíbe la reelección presidencial, pero un fallo judicial de 2015 abrió esa posibilidad.
La incertidumbre y la violencia entre denuncias de fraude de la oposición marcaron la recta final del escrutinio de las elecciones del domingo en Honduras, cuyo resultado para presidente no se pudo revelar, como estaba previsto, porque faltan votos por contar. La votación está muy cerrada: escrutadas el 94,31 % de las actas el gobernante y candidato a la reelección, Juan Orlando Hernández, sumaba 1.332.833 de votos, y el aspirante por la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, 1.286.245, dijo la noche de este jueves el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), David Matamoros.
El presidente del TSE no reveló al ganador de la carrera presidencial, como estaba anunciado, porque falta el "escrutinio especial" de 1.031 de actas que no fueron rellenadas correctamente por los partidos políticos. Esas actas serán revisadas "una a una" desde este viernes, y el TSE no hará más anuncios "hasta que finalice" el proceso, agregó Matamoros sin comprometer una fecha.
Nasralla y Hernández se autoproclamaron vencedores el mismo domingo de las votaciones antes del primer boletín del TSE, que entonces daba la ventaja al aspirante opositor, una situación que se revirtió en las últimas horas.
Las protestas han incluido la quema de neumáticos, bloqueos de carreteras, tomas de puentes, bulevares y saqueo y daños materiales en negocios privados y obras públicas, entre ellas el incendio de una caseta de peaje en el norte del país.
El presidente del gobernante Partido Nacional, Reinaldo Sánchez, reiteró que como institución están seguros de que el jefe del Estado fue reelegido, pero que respetarán el informe final.