Coronación de Carlos III
El fotógrafo Hugo Burnand inmortalizó al rey y a casi toda su familia en un día para la historia de Inglaterra. Sin embargo, se pueden sacar varias conclusiones con los presentes y los ausentes en la galería de imágenes.
Se cumple una semana de la Coronación de Carlos III y en las últimas horas se han publicado algunas de las fotos oficiales que se hicieron ese día en palacio. En ellas el rey posa junto a sus herederos directos, el príncipe Guillermo y su nieto, el príncipe Jorge. Ni rastro de su hermano Andrés y su hijo Enrique.
En esas fotografías hay también mensajes directamente vinculados al futuro de la monarquía. Viendo todas y cada una de ellas podemos sacar varias conclusiones observando simplemente quién esta y quién no.
El fotógrafo ya se encargó de la boda de Guillermo y Kate
Una semana después de la Coronación, la familia real británica muestra las fotos oficiales que se hicieron ese día. Las hizo el fotógrafo Hugo Burnand, quien se encargó del álbum de fotos de la boda de los reyes y del enlace del príncipe Guillermo con Kate Middleton entre otros eventos de la realeza.
En una de las instantáneas Carlos III posa sólo sentado en el trono, con la corona, el orbe y el cetro de soberano, que simbolizan el servicio y las responsabilidades del monarca. En otra, Carlos se inmortaliza con Camila, y siempre con la túnica de bienes, una prenda confeccionada para la coronación de su abuelo, Jorge VI. La foto la acompaña un texto.
"Mi esposa y yo solo queremos compartir nuestro más sincero y honesto agradecimiento a todos aquellos que ayudaron a hacer de esta una ocasión tan especial".
Enrique y Andrés, completamente desaparecidos
Carlos se retrata también junto a sus herederos directos, el príncipe Guillermo y su nieto, el príncipe Jorge. Es el presente y el futuro de la corona británica... Y en la foto de familia el rey vuelve a dejar claro cuál es el núcleo duro de la monarquía británica. En la foto de familia no aparecen ni su hijo menor, Enrique de Inglaterra y tampoco hay rastro de su hermano Andrés. De ahí la importancia tanto de quienes están como de los ausentes.
Una coronación de muchos quilates
El pasado fin de semana, cetros, espadas, brazaletes... y muchos más objetos de valor cobraron vida vida y simbolismo. La corona de San Eduardo tiene 444 piedras preciosas; rubíes, amatistas, zafiros, todas ellas montadas sobre oro macizo. Pesa en torno a los dos kilos por eso no permanece en la cabeza del monarca más de un minuto.
La de la reina, por primera vez en una coronación es reutilizada en lugar de encargar una nueva. La usó María de Teck, bisabuela de su marido. Al final de la ceremonia, el rey se coloca otra joya, la Corona del Estado del siglo quince, más ligera, pesa poco más de 600 gramos.