QUERÍA QUE LE DISPARASEN PARA MORIR
El hombre que perpetró el pasado 28 de marzo el tiroteo ante la sede del Gobierno en Roma, en el que resultaron heridas tres personas,"tenía pensado suicidarse en el hotel", pero desistió porque pensó que "sería interpretado como uno de tantos suicidios ligados a la crisis".
Así lo han referido los defensores de Luigi Prieti una vez concluido el interrogatorio al que ha sido sometido. Luigi Prieti, de 49 años, originario de la región sureña de Reggio Calabria, disparó sin mediar palabra contra la sede del Gobierno el mismo día en que el primer ministro, Enrico Letta, y sus 21 ministros juraban su cargo en la sede de la presidencia ante el jefe del Estado, Giorgio Napolitano. Cuando fue inmovilizado por los carabineros, Prieti les preguntó: "Por qué no me habéis disparado?", explicaron los abogados, quienes precisaron que el atacante pensó que "su acción culminaría con su muerte".
El día de los hechos el fiscal de Roma, Pierfilippo Laviani, aseguró que Prieti "tenía como objetivo a los políticos, pero visto que no pudo alcanzarlos disparó contra los carabineros". Los periódicos italianos muestran hoy en portada una secuencia de vídeo de las cámaras de seguridad en la que aparece el atacante pistola en mano, una Beretta calibre 7,65, a apenas medio metro de la cabeza de carabinero Giuseppe Giangrande antes de dispararle.
El militar fue sometido a una pequeña cirugía para la remoción y extracción de la bala, y para los doctores lo increíble es que Giangrande no haya muerto en el acto. La situación de Giangrande, viudo y con una hija de 23 años, es crítica, los médicos mantienen "el pronóstico reservado" y tampoco en los boletines se habla de la posible recuperación de su movilidad, dado que la bala le atravesó la columna vertebral. Los otros heridos por los disparos de Prieti, una carabinero alcanzado en la pierna y una mujer embarazada, que fue rozada por uno de los proyectiles, están fuera de peligro.