DISCURSO EN EL QUE RECORDÓ LA AMENAZA YIHADISTA
El presidente francés, François Hollande, despidió uno de los años más duros de la historia reciente de su país con un discurso grave en el que recordó que la amenaza terrorista "sigue ahí" y en el que se erigió en "protector" de sus compatriotas. Investido de la misma solemnidad con que reaccionó a los atentados yihadistas en París de enero y noviembre, Hollande centró su alocución en el combate contra el terrorismo y en la "urgencia social y económica" que afronta su país, reflejada en los altos niveles de desempleo.
"Os debo la verdad -dijo Hollande a los franceses-. Y la verdad es que no hemos terminado con el terrorismo. La amenaza sigue ahí (...) en su nivel más alto". Para el mandatario, que ha visto dispararse su popularidad en los sondeos tras los atentados del 13-N en París y su periferia, Francia "no ha cedido" ante los ataques yihadistas sufridos en 2015, lo que le hace sentirse "orgulloso" de la respuesta de sus compatriotas.
Al menos 130 personas murieron en las masacres de la sala Bataclan, las terrazas parisinas y el Estadio de Francia, perpetradas por tres comandos de yihadistas en noviembre, mientras que otras 17 perdieron la vida en enero en los ataques contra el semanario satírico "Charlie Hebdo" y un supermercado judío. "Pese al drama, Francia no ha cedido. Pese a las lágrimas, se ha mantenido de pie. Frente al odio, ha mostrado la fuerza de sus valores, los de la República", aseguró.
Hollande calificó 2015 como un año de "sufrimiento y resistencia", pero confía en que 2016 sea recordado como el de "la valentía y la esperanza". Aferrado a la dialéctica bélica con que respondió a los últimos atentados, aseguró que su "primer deber es proteger" a sus conciudadanos, para lo que es necesario "actuar sobre la raíz del mal, en Siria y en Irak", feudos de la organización Daesh.
El presidente socialista consideró que los bombardeos están surtiendo efecto y obligando a los yihadistas a recular, por lo que estos se prolongarán "tanto como sea necesario". Intervino también en la polémica generada en su país por su decisión de introducir en la Constitución la posibilidad de despojar de nacionalidad francesa a aquellos binacionales que sean condenados en firme por terrorismo. "Ahora es el turno del Parlamento.
El debate es necesario, debe tener lugar", dijo, al respecto de una decisión que pretende mantener y que cuenta, según los sondeos, con un amplio respaldo entre la sociedad francesa. En la segunda parte de los casi diez minutos de discurso, Hollande desvió su atención a la economía y a la lucha contra el paro, gran asignatura pendiente de su mandato cuando falta menos de un año y medio para las elecciones presidenciales.
Para ello, anunció "un plan masivo de formación de demandantes de empleo", gracias al cual otras 500.000 personas serán "acompañadas hacia los trabajos de mañana". También prometió ayudas para las pymes que quieran contratar a más trabajadores, y garantizó que "todos los aprendices tengan a un empleador" que pueda formarlos.
Tras saludar el "éxito" de la reciente Cumbre del Clima (COP21) celebrada en París, dijo que impulsará "un programa de grandes trabajos para la renovación de edificios, el desarrollo de las energías renovables y por el crecimiento verde". Hollande -cuyo discurso había sido grabado dos horas antes de su difusión a las 20.00 hora local (19.00 GMT)- se dirigió posteriormente a la avenida de los Campos Elíseos para visitar a las fuerzas de seguridad que custodiarán las celebraciones de la Nochevieja.