OCURRIÓ EN FEBRERO DE 1959
"Te quiero mucho, me escribió en una servilleta. Nos habíamos conocido seis horas antes". Era febrero de 1959, Marita Lorenz, la alemana que con un flechazo le robó el corazón a Fidel Castro al llegar a La Habana, un mes después de la revolución. Era hija del capitán de un crucero. Volvió a casa a Nueva York y a la semana sonó el teléfono, y al otro lado del auricular estaba Fidel.
Marita se fue casi un año con Fidel. Luego, tras una visita a Estados Unidos, asegura que la CIA la forzó a intentar envenenarlo. Ella se lo contó todo a él. "Yo estaba enamorada de su cara, de sus ojos, de su pelo, de sus abrazos", cuenta Marita.
La CIA no permitió más reencuentros. Al contrario, la obligaron a entrenarse como espía; y así, acabó conociendo, a quien, asegura, asesinó al presidente Kennedy, Lee Harvey Oswald, del que asevera que "era tímido, tranquilo, arrogante. Tenía la cara del demonio".
Marita se convertiría luego en amiga íntima de la mafia de Nueva York: "Ellos, los mafiosos, eran los buenos; los de la CIA los malos. Podridos bastardos".
Por vez primera, se publica la historia de la mujer que pudo matar a Fidel Castro pero que sólo le rompió el corazón. "No me importa lo que el mundo diga de él, que si es comunista o dictador, mi corazón aún está con él", asegura.
La historia de Marita se acaba de editar en España. Ella vive en una casa modesta de Baltimore, en Estados Unidos.