Francia
"Sé que me drogó, probablemente para violarme, pero no tengo ninguna prueba", ha expresado Caroline.
El caso de Dominique Pelicot, un francés de 72 años condenado a 20 años de prisión por drogar y permitir que decenas de desconocidos violaran a su esposa Gisèle, continúa. Tras el juicio celebrado en Aviñón, Caroline Darian, hija del matrimonio, ha concedido una entrevista en la que asegura que su padre "debería morir en la cárcel".
Un total de 50 hombres, que Pelicot contactó a través de internet, participaron en las agresiones sexuales durante más de una década. Las violaciones salieron a la luz después de que la policía descubriera material incriminatorio en el ordenador del acusado, que fue arrestado en un primer momento por tomar fotografías no consentidas a mujeres en un supermercado.
Caroline ha descrito a su progenitor como un hombre "peligroso" y "plenamente consciente de sus actos". "Cuando miro atrás, no veo al padre que creía que era, sino al criminal sexual que siempre fue. Sabía exactamente lo que hacía y no está enfermo", ha declarado.
La revelación de las violaciones de Pelicot en 2020 marcó un antes y un después en la vida de Caroline. Según relata, su madre la llamó para contarle que había descubierto que su esposo la drogó durante más de 10 años para que desconocidos abusaran de ella. "Fue como un terremoto, como un tsunami. Perdí la vida normal que solía tener", ha recordado.
Poco después, la policía encontró fotografías en las aparecían Caroline y su madre inconscientes y semidesnudas, que Pelicot había almacenado junto con las evidencias de sus crímenes. "Viví un efecto de disociación. Me costó mucho reconocerme desde el principio", ha explicado. "El policía me dijo: 'Mira, tienes la misma marca marrón en la mejilla, eres tú'. Entonces comencé a ver esas dos imágenes de manera diferente. Estaba acostada sobre mi lado izquierdo, como mi madre en todas sus fotos".
Aunque no existen pruebas suficientes, Caroline está convencida de que su padre también la drogó y abusó sexualmente de ella. "Sé que me drogó, probablemente para violarme, pero no tengo ninguna prueba", ha señalado.
Estas revelaciones han llevado a Caroline a cuestionar su pasado y a romper cualquier vínculo con su padre. Además, ha escrito un libro titulado "Nunca volveré a llamarlo papá", donde narra los abusos sufridos.
Según ha explicado Caroline, las drogas que Pelicot utilizaba para anular la voluntad de sus víctimas provenían del botiquín familiar.
Caroline, de 46 años, ha decidido dedicar su vida a combatir la sumisión química y educar sobre el abuso sexual. "Tengo su ADN, pero soy diferente a Dominique", ha recalcado.
A pesar del sufrimiento, Gisèle Pelicot decidió renunciar a un juicio a puerta cerrada para visibilizar lo ocurrido. Su valentía ha sido reconocida como un acto heroico en Francia y otros países de todo el mundo.
Hoy, mientras Dominique Pelicot cumple su condena, Caroline y Gisèle trabajan en reconstruir sus vidas. Con el apoyo de sus hermanos, Caroline intenta mirar hacia el futuro intentando crear conciencia sobre el abuso sexual y educando mejor a los niños para que se protejan.
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