Abandono de bebé
El juez condena en su sentencia a Kristel Candelario a cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional, tras haberse declarado culpable de la muerte de la bebé.
"Así como no dejaste a Jailyn salir de su confinamiento hasta que murió, también debes pasar el resto de tu vida en una celda sin libertad. La única diferencia es que en la prisión al menos te alimentarán". Así ha sido la sentencia que condena a Kristel Candelario a cadena perpetua tras abandonar y dejar morir a su bebe por irse de vacaciones. La condena incluye la imposibilidad para acceder a la libertad condicional.
"El vínculo entre una madre y un hijo es uno de los vínculos más puros y sagrados. Es una relación basada en el amor, la confianza y la protección inquebrantable. Cometiste el máximo acto de traición", recoge de forma implacable la sentencia del juez Brendan Sheehan. El fallo considera culpable de la muerte a esta mujer ecuatoriana, de 31 años, que abandonó a su hija Jaylin, de 16 meses, en su vivienda de Cleveland (Ohio) durante 10 días para irse a Puerto Rico y luego a Detroit con un amigo.
"Esa pequeña bebé perseveró, esperando que alguien la salvara. Y podrías haberlo hecho con una simple llamada telefónica. En cambio, veo fotos tuyas en la playa mientras tu hija comía sus propias heces en un intento por sobrevivir", señala el juez Sheehan en su sentencia. Durante el juicio, el magistrado se dirigió a Candelario acusándola de haber dejado a su hija "atrapada en una pequeña prisión" durante días mientras ella pasaba un buen rato.
Según el relato de la sentencia, el excesivo hambre y sed que sufrió la pequeña le provocaron una severa deshidratación que irremediablemente condujo al fatal desenlace. La bebé gritó y aulló desesperadamente durante días pero nadie acudió en su ayuda. De hecho, un vídeo de la cámara del portal de un vecino, reproducido en el juicio, recogió los agónicos gemidos de la bebé dos días después de que su madre se marchara.
"El dolor y el sufrimiento que soportó duraron no solo horas, ni días, sino posiblemente incluso una semana", declaró en el juicio Elizabeth Mooney, forense encargada del caso. "Este sentimiento de abandono durante días, junto con el dolor del hambre y la sed extrema, es un tipo de sufrimiento que no creo que ninguno de nosotros pueda comprender por completo", añadió Money, luchando por contener sus lágrimas.
"Por favor, necesito ayuda", fue la llamada desesperada de Candelario al 911, minutos después de regresar a su vivienda y encontrarse a su hija acostada en un colchón cubierta de orina y heces. "Por favor, por favor, ayúdame. Mi hija se está muriendo", continuó la llamada que fue reproducida en la sentencia.
"Este es un caso que tendremos grabado en nuestras mentes y en nuestros corazones para siempre", concluyó la sargento de Policía, Teresa Gómez, tras describir el fatídico momento en el que encontraron a la bebé fallecida. La madre había vestido a su hija con un traje limpio antes de que llegaran, pero el cambio de ropa no pudo ocultar los horrores que había sufrido la bebé. Los servicios de emergencia encontraron a la niña demacrada, con los ojos hundidos, labios secos y material fecal en las boca y las uñas. Además, pesaba 3 kilos menos.
La madre de la acusada, Ketty Torres, declaró que su hija había estado luchando contra problemas de salud, tales como enfermedades mentales y desmayos. Según su madre, cuando Candelario dejó de tomar los medicamentos, su depresión y ansiedad empeoraron y esto contribuyó a su incapacidad para tomar decisiones acertadas.
"No estoy tratando de justificar mis acciones, pero nadie sabía cuánto estaba sufriendo y por lo que estaba pasando", declaró Candelario en la vista. Además, manifestó al tribunal que reza diariamente pidiendo perdón y añadió que cree que, tanto Dios, como su hija Jailyn, ya la han perdonado. Por su parte, sus padres pidieron al juez clemencia para su hija.
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