EN ALASKA
Anna McConnaughy volaba desde Aniak a Anchorage (Alaska) cuando la tripulación anunció por la megafonía que un pasajero había introducido una serpiente en el avión en una maleta de mano. "El piloto vino y dijo: 'Chicos, hay una serpiente suelta en el avión, pero no sabemos donde está'", cuenta la mujer.
Un niño, que se encontraba entre los pasajeros del vuelo, fue el que vio a la serpiente. Estaba en el suelo, cubierta por una bolsa de lona, cerca de la parte trasera del avión. "Me dijo: 'Mamá, mira eso. ¿Qué es es?'", relata McConnaughy en una entrevista recogida por ABC News. "Así es como nos dimos cuenta de que había una serpiente durmiendo en la esquina", asegura.
Una azafata fue quien agarró a la serpiente y la metió en una bolsa de basura de plástico, que metió en un compartimento de almacenamiento superior. Un portavoz de la aerolínea , William Walsh, ha comunicado que el propietario no había registrado al reptil para viajar en el vuelo.