Isabel II
En la tarde de este miércoles ha tenido lugar el traslado de los restos mortales de Isabel II hasta el Parlamento británico. Los dos hermanos, Guillermo y Harry, se han mostrado distantes.
Durante la jornada de hoy, cuando el cuerpo de Isabel II era trasladado desde el Palacio de Buckingham hasta el Parlamento británico, todas las miradas estaban puestas en los principes Guillermo y Harry.
Ambos, juntos, han caminado en silencio durante los 40 minutos que ha durado el cortejo fúnebre, una imagen que ha recordado a la protagonizada hace 25 años, cuando se mostraron inseparables al caminar tras el féretro de su madre, la princesa Diana de Gales. Ahora, sin embargo, la relación entre ambos no ha sido la misma. Los dos hermanos no han compartido ni una sola palabra durante el recorrido, de unos 4 kilómetros por el centro de Londres, y ni siquiera se han mirado el uno al otro.
25 años después la complicidad entre ambos parece haber desaparecido, al igual que entre sus esposas, Kate y Meghan. Las dos princesas han llegado en coches separados a la capilla ardiente, en la sala Westminster Hall del Parlamento británico, y durante la misa ofrecida por el arzobispo de Canterbury se han colocado en bancadas separadas, una justo delante de la otra, junto a sus respectivas parejas.
Los expertos en la Casa Real Británica consideran que es una tregua puntual y, por tanto, descartan una reconciliación entre ambos hermanos, que mantienen una relación algo tensa y fría.
La capilla ardiente de Isabel II durará 4 días
Tras el cortejo fúnebre de esta tarde, en el que se han cuidado al máximo los detalles, los restos mortales de la reina más longeva de la historia del Reino Unido se encuentran ya en una de las salas más importantes del Parlamento británico. Allí, según los primeros cálculos, se prevé que unos 750.000 ciudadanos acudan a despedir y honrar la labor de Isabel II, cuyo entierro será el próximo lunes 19 de septiembre.
A partir de las 6 de la tarde de este miércoles, cientos de ciudadanos han comenzado a pasar por la sala, en riguroso orden de una cola que alcanzaba los 4 kilómetros.
Los representantes públicos del país y miembros del Parlamento han sido los primeros en despedir a la difunta Isabel II.