Mundo

Atentados del 11 de septiembre de 2001

De la guerra de Afganistán a la obsesión por la seguridad, el atentado del 11-S cambió la forma de ver el mundo

A partir de los atentados del 11-S, las grandes potencias necesitaron reformular sus estrategias para proteger a sus ciudadanos de un nuevo enemigo sin precedentes.

El mundo cambió después del atentado del 11-S. El temor a que una tragedia como esta volviese a suceder invadió cada rincón del planeta. Los ciudadanos tenían miedo y las grandes potencias debían buscar fórmulas para protegerse ante lo que parecía casi imposible. La guerra de Afganistán, la obsesión por la seguridad, el surgimiento del ISIS...Nueva York fue víctima y testigo del nacimiento de un nuevo enemigo sin precedentes.

El ataque contra el 'World Trade Center' provocó una serie de reacciones, de rechazo, hacia "todo aquello que tenía que ver lo árabe y lo musulmán", asegura el investigador del Real Instituto Elcano, Haizam Amirah Fernández.

Se reestructura la seguridad nacional e internacional

Fue el fin de una era y el inicio de otra. Estados Unidos respondió con una guerra: la más larga de su historia, la de Afganistán. Y los países no dudaron en apoyar al gigante herido. El atentado del 11-S desencadenó una serie de cambios en todo el mundo que afectó a casi todas las alas de la sociedad.

Se restructuraron los servicios de policía, también los de Inteligencia, las formas de viajar y de entender la protección del individuo. Se incrementó la cooperación internacional y se incorporaron estrategias contra el terrorismo.

El interés colectivo justifica los medios

Carlota García, también investigadora del Real Instituto Elcano, explica que todo ello se tuvo que hacer "porque aparece una sensación de invulnerabilidad general, no solo en Estados Unidos, sino en el mundo entero". Si se podía atacar a una de las grandes ciudades de Norteamérica, se podía atacar a cualquier territorio. En cualquier momento y con cualquier arma.

"Hemos pasado de eso a un terrorismo absolutamente difuso, líquido, como amenaza", asegura el experto en seguridad y terrorismo, Chema Gil. "Ya no necesita de Torres Gemelas ni de aviones para reivindicar la amenaza contra occidente".

Una amenaza que deja paso a un al interés colectivo que justifica los medios. "Esa tensión entre privacidad y seguridad empezó después del 11-S", confirma García. Y todo ello se ha terminado globalizando con el impacto de las nuevas tecnologías.

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