LAS MONJAS VIVEN HORRIZADAS

Un grupo de monjas lucha en Chicago por cerrar un club de striptease junto a su convento

Una pequeña congregación religiosa de Chicago vive horrirzada desde que han abierto un local de striptease junto a su convento. Las monjas rezan para que el club termine cerrando, pero el dueño asegura que se "esfuerzan en no molestar a los vecinos" y que si alguien viene al club "depende de ellos".

El convento de las hermanas misioneras de San Carlos Borromeo en Chicago ha sido un remanso de paz durante 62 años hasta que al lado del huerto les han montado un local de striptease que ha conseguido una licencia como restaurante porque efectivamente sirve comidas y bebidas entre otras cosas.

Una situación que ha horrorizado a las dos docenas de monjitas, "Lo que pedimos es que se detenga esto" dice una hermana, "hemos dado nuestros votos, no pueden ponernos ahora algo así al lado" explica otra.

El vecindario de Chicago está indignado y el club nocturno resulta ser un buen negocio, es un conflicto urbano casi tan viejo como el mundo pero que pilla por medio esta vez a toda una congregación religiosa.

"Esto va a parecer Las Vegas, no nos gusta" aseguran los vecinos, pero este es el segundo cabaret en la zona y como dice el propietario. "Nos esforzamos en no molestar a los vecinos, luego si vienen o no es cosas suya".

Las hermanas responde poniendo la otra mejilla, "Lo único que podemos hacer es rezar para que terminen dandose cuenta de lo que están haciendo" aunque dificilmente habrá marcha a trás porque montar el club ha costado tres millones de dólares.

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