Se trata de la mayor catástrofe de este tipo desde noviembre de 1977
A los cuatro desaparecidos que permanecían en paradero desconocido desde hace dos días se unieron otros dos más, especificaron los bomberos, que recibieron durante el día de ayer 250 llamadas de petición de ayuda desde Mandra, la localidad más afectada por las inundaciones y donde se tuvieron que lamentar la mayoría de los muertos, y 420 del resto de la región.
La presidenta de Ática, Rena Duru, decretó que las escuelas de la región permanezcan cerradas ante la alta posibilidad de que continúen las fuertes lluvias, al tiempo que hizo un llamamiento, para que se tomen medidas que puedan evitar que un desastre como este se pueda repetir. Para todo el área sigue decretado el estado de alarma, y la región de Ática activó el protocolo para solicitar ayuda financiera urgente de la Unión Europea.
El primer ministro heleno, Alexis Tsipras, visitó Mandra y presidió una reunión de urgencia con Skurtetis y Duru; además del viceministro de Protección Ciudadana, Nikos Toskas, y varios responsables de los bomberos para coordinar las operaciones. El Gobierno griego decretó luto nacional y suspendió actividades públicas, entre ellas un debate parlamentario que fue aplazado para la semana que viene.
Las lluvias del miércoles por la mañana convirtieron calles y carreteras en potentes torrentes, aplastaron coches contra viviendas y anegaron multitud de edificios en los municipios afectados, muchos de los cuales siguen todavía inaccesibles. Varias víctimas vivían en subterráneos y fueron halladas muertas en sus casas, donde el agua llegó a alcanzar los dos metros de altura. Por ahora es imposible evaluar los daños materiales, pero las imágenes mostradas por las televisiones revelan un panorama de devastación.
Se trata de la mayor catástrofe de este tipo desde noviembre de 1977, cuando 37 personas murieron en Atenas a causa de una tormenta que inundó buena parte de la capital.