Inseminaciones
Al menos diez médicos han sido culpados por haber utilizado su propio esperma para inseminar a mujeres que querían quedarse embarazadas en clínicas de los Países Bajos. Las mujeres no tenían conocimiento del origen del esperma.
Uno de los últimos médicos ha sido Jos Beek, un ginecólogo neerlandés que utilizó su propio esperma en, al menos, 41 tratamientos de fertilidad y sin conocimiento de las madres, según revela el Hospital Alrijne, de la ciudad de Leiden. Estas inseminaciones se desarrollaron a nivel mundial entre 1973 y 1986.
El hospital explicó que Fiom, una organización especializada en cuestiones de paternidad, se acercó en junio de 2021 en nombre de 21 niños que buscaban a su padre y se estableció mediante test de ADN que tienen el mismo, el médico fallecido en 2019. Desde entonces, se han descubierto 20 inseminaciones más. La clínica no cree que el médico utilizara su propio esperma en casos en los que se acordó que se usaría el del futuro padre, sino que se trata de casos en los que las madres creían que era un donante anónimo.
Con estos análisis, se descubrió que el ginecólogo tenía una condición hereditaria rara en la que el portador del gen no está en riesgo de contraer la enfermedad, pero la salud del niño sí podría complicarse si ambos padres lo portan. Esta casualidad se dio con una mujer con la que Beek usó su esperma: tuvo dos niños que murieron antes de cumplir un año. Las demás personas nacidas por donación de Beek ya están al tanto de esta condición hereditaria y reciben ayuda de un especialista en genética.
Más de 1.400 personas buscaron información sobre su padre biológico el año pasado
En los Países Bajos, 1.415 personas nacidas por donación de esperma buscaron información genética sobre su padre biológico en 2021. La fundación Donorkind les ayuda a encontrarlo a través de una base de datos comercial de ADN. De hecho, en los últimos 5 años, ha localizado a 10 ginecólogos que usaron su esperma sin conocimiento ni permiso de las madres. Entre ellos se encuentran Jan Karbaat, médico al que se le han confirmado 81 hijos nacidos de donación de esperma, o Jan Wildschut, que engendró al menos a 47.
Estas irregularidades eran frecuentes hasta 2014, año a partir del cual todos los datos relacionados con la inseminación artificial deben quedar registrados y ponerse a disposición de los hijos que los soliciten.