EN CANADÁ
El protagonista de esta historia es Hung Sengsouvanh , un inmigrante tailandés que trabaja en una fábrica en la Columbia Británica (Canadá). Junto a cuatro compañeros, jugó a la lotería con el dinero que les había sobrado de una comida. Hung fue el encargado de guardar el billete y de comprobar el si el décimo era premiado.
El 14 de diciembre salieron los números ganadores y él se dio cuenta de que les había tocado unos 800.000 euros que debía repartir entre sus cuatro compañeros. Pero el tailandés no volvió a aparecer por la fábrica y tampoco avisó a sus compañeros de que el décimo había sido premiado, según narra CTV News. Hung cobró el cheque el 17 de diciembre y se fue a Tailandia.
La lotería de Canadá ofrece a los grupos una especie de contrato por escrito a la hora de comprar un décimo juntos. El contrato debe incluir los nombres de todas las personas, su información de contacto y la fecha y obtener una copia del contrato y una foto del boleto a cada jugador.
El demandado Sengsouvanh no ha presentado una respuesta a la demanda, y solo tienen como prueba contra él una foto de los periódicos tras cobrar el premio. Ninguna de las acusaciones ha sido probada en el tribunal.