DOS PERSONAS DETENIDAS
Ya el pasado junio, un ciudadano de un pueblo de la región autónoma de Guangxi (sur) denunció a la policía de que el cadáver de su abuelo había desaparecido de su tumba.
Este robo se produjo aunque ya estaban avisados de la desaparición de cadáveres, y de que la familia del denunciante hiciera guardia en el cementerio para que esto no ocurriera, ya que los cadáveres robados estában ya enterrados en los cementerios locales.
En julio se detuvo a un individuo que admitió haber robado hasta 20 cadáveres en diferentes localidades de la zona, y que los transportaba tapados con bolsas en su propia moto hasta la provincia de Cantón.
Dong, uno de los funcionarios arrestados, compró 10 cadáveres por un total de 3.000 yuanes cada uno (aproximadamente 400 euros) mientras que He, el otro implicado, adquirió un número indeterminado de cuerpos por 1.500 yuanes (200 euros).
Según las declaraciones de los implicados, el gobierno había autorizado la compra de estos cadáveres para alcanzar la cuota establecida por el organismo.
Algunos familiares ya han optado por enterran a sus muertos en secreto, para huir de las prohibiciones del gobierno y de la posible desaparición de los cuerpos.
En los últimos años, la República China ha lanzado una campaña para inducir a la cremación con el objetivo de preservar terrenos y reducir el tamaño de los cementerios.
Esta acción ha causado una gran controversia entre los campesinos, ya que existe una tradición milenaria, según la cual, los familiares entierran a sus seres queridos para hallar la felicidad y la buena suerte.