había recibido autorización para participar como "observador" con la policía
La Fiscalía de París ha abierto una investigación preliminar por las agresiones contra manifestantes de un responsable de seguridad de la Presidencia francesa que se hizo pasar por policía en las protestas del 1 de mayo, informaron a Efe fuentes judiciales. La investigación, dijeron las fuentes, se refiere a los presuntos "actos de violencia por parte de una persona en comisión de servicio público", "usurpación de función" y "usurpación de signos reservados a la autoridad pública" cometidos por Alexandre Benalla, encargado hasta ahora de la seguridad en los viajes de Emmanuel Macron.
Un vídeo desvelado por el diario 'Le Monde' que muestra a Benalla con un casco de policía agrediendo a manifestantes el 1 de mayo ha desencadenado una tormenta política en Francia que el Palacio del Elíseo trató de aplacar al asegurar que el empleado ha recibido "la mayor sanción nunca contra un jefe de misión" de la Presidencia. El portavoz del Elíseo, Bruno Roger-Petit, consideró en una declaración a los medios "inaceptable" el comportamiento de ese responsable, que había recibido autorización para participar como "observador" con la policía ese 1 de mayo en su día libre.
A juicio de Roger-Petit, Benalla "se excedió ampliamente" al intervenir "físicamente para participar en una operación de mantenimiento del orden". El portavoz señaló que una vez que tuvieron conocimiento de los hechos, Benalla fue convocado por el jefe de gabinete de Macron, que le comunicó una sanción disciplinaria de 15 días de suspensión de empleo y sueldo y su cese como responsable de la seguridad de los viajes presidenciales. "Esta sanción se le notificó como una última advertencia antes del despido", precisó Roger-Petit, que añadió que Benalla estaba acompañado por un gendarme en la reserva, empleado del partido de Macron y colaborador "muy puntual" del Elíseo, que ha recibido la misma sanción.
Una de las críticas más duras por este asunto contra Macron vino del diputado Eric Coquerel, de la Francia Insumisa, el partido de la izquierda radical, que se preguntó cómo es posible que el presidente, pese a haber estado al corriente del incidente, se limitara a la suspensión durante quince días de ese colaborador. "Es una historia bastante increíble. ¿Desde cuándo puede alguien mezclarse con los policías y dar puñetazos? ¿Por qué los policías le dejaron hacer y por qué no se ha recurrido a la justicia?", se quejó Coquerel. El líder del Partido Socialista, Olivier Faure, compartió esa misma opinión y se preguntó si el presidente cree que hay "dos justicias", una para sus colaboradores y otra para el resto de los franceses.
Mientras, el presidente del partido conservador Los Republicanos, Laurent Wauquiez, consideró que tiene que ser Macron quien hable sobre este asunto, que calificó de "chocante" y que "plantea cuestiones". Wauquiez se preguntó, entre otras cosas, quién estaba al corriente de los hechos y si hubo "maniobras" para que el escándalo no saliera a la luz.