FIASCOS ARQUITECTÓNICOS
Iba camino de ser el primer puente levadizo de Chile. De no
ser porque las piezas no encajan. Cuando estaban terminándolo, se dieron cuenta
de que una de las plataformas estaba al revés. Los carriles no coinciden y
ahora van a tener que derribarlo.
A simple vista el Walkie Talkie es un rascacielos más de la
city londinense. Pero por algo lo llaman el edificio pirómano. El reflejo del
sol en su fachada es capaz de quemar hasta las carrocerías de los coches.
Comprobar sus efectos ya es un reclamo turístico.
En Manchester llama la atención el molesto zumbido que hace
la Torre Beetham. Su arquitecto no se dio cuenta de un pequeño detalle: su
psicodélica aleta superior no era compatible con el viento.
Aunque los errores en las construcciones tienen a veces
consecuencias mucho peores. Este puente, en Washington, se vino abajo en 1940 y
no precisamente por un terremoto, simplemente por el viento. Un fallo en los
cimientos hizo que un bloque de viviendas de Sanghai, China, cayera de lado, como una ficha de dominó.
Afortunadamente todavía estaba deshabitado.
Pero en España también tenemos ejemplos, como el ascensor a
ninguna parte que se construyó en el Palma Arena o este puente incrustrado en
las viviendas de la localidad mallorquina de Porto Cristo. Al final tuvieron
que demolerlo.
Aunque si hay un nombre vinculado a la polémica es el de
Santiago Calatrava. Su puente Zubizuri de Bilbao es conocido por los
resbalones. Terminaron poniéndole una moqueta. Y el Palau de las Artes y las Ciencias
de Valencia tiene un largo historial de inundaciones y de desperfectos.
Esperemos que su rascacielos de Dubái, que una vez terminado será el más alto
del mundo, no corra la misma suerte.